Por estos días, a algunos concejales de Resistencia se les ocurrió -alguna vez tenía que suceder- que quizás, en una de ésas, la ciudad no tiene más lomos de burro que esquinas sólo por una decisión de la naturaleza, sino que por ahí, quién sabe, la plaga es un negocio para alguien.
En ese tren, la concejal Clarisse Pasmanter (PJ) denunció sobreprecios en lo que paga la muni por cada reductor de velocidad. Ni lerdos (jeje) ni perezosos, desde la gestión de Máxima Ayala armaron una conferencia de prensa -a la que pareciera que no se invitó a nadie- con funcionarios y empresarios para salir al cruce de la infamia.
En la gacetilla difundida luego por la intendencia sobre la rueda de medios sin medios, uno de los sufridos constructores lomistas dijo que un lomo burresco cuesta hoy 5.613 pesos. Y eso no es todo, dijo que los empresarios, exhibiendo un plausible patriotismo, "resignan ganancias" con ese precio. Si eso no es amor, no sabemos qué es.
El asunto nos emocionó tanto como ese día en que vimos que en la rendición del Fondo Sojero hecha hace un tiempo por el municipio, había incluidos 100.000 pesos "para pintura de lomos de burro". Oia, ¡pero los empresarios incluyeron la pintura en su descripción de los costos!¡Che, avísenles, porque están pintando los cosos dos veces, y nadie se está dando cuenta!
El verdadero costo
Muchos vecinos a los que no les importa el país, al leer las explicaciones de la muni y sus contratistas resignadores, cayeron en la misma actitud destructiva y antiargentina de siempre: que un lomo de burro de mierda no puede costar eso, que un reductor como mucho debe valer en realidad la mitad de los 5.600 mangos declarados, y que patatín y patatán.
Para esos gusanos que pudren la nacionalidad, va esta investigación de AN que determina con precisión cuál es todo el proceso de construcción de cada lomo de burro, y el costo de cada etapa.
1) La elección del lugar.
"Da lo mismo poner el lomo de burro en cualquier sitio", dice el ignorante. Sin embargo, el equipo de lomólogos de la municipalidad sabe perfectamente que eso no es así. El lomo de burro, no por humilde deja de ser una obra del ser humano que influye y modifica su entorno.
Por eso, un equipo de sociólogos, psicólogos y antropólogos visita cada domicilio en 20 cuadras a la redonda para dialogar con los vecinos, evaluar en qué punto de la calle el reductor dispara menos traumas de la infancia de esos seres humanos, en cuál potencia las aptitudes de cada uno.
"En Villa Centenario había un empleado de Sameep que siempre fracasaba en las relaciones de pareja. A partir de que tiene un lomo de burro frente a su casa, asumió otra actitud, y ahora sale con las mujeres más beias de la ciudad", contó a AN un ingeniero municipal. Un empresario confesó que era impotente y que ahora, con los lomos, tiene fabulosas erecciones. Sobre todo después de ir a la muni a cobrarlos.
Costo: $ 72.120 (sin IVA)
2) El estudio de impacto ambiental.
En principio, uno diría que un lomo de burro no es contaminante. Pero no, amigos, no es así. Hay un delicado equilibrio que no debe romperse. Se calcula que Resistencia sólo puede tolerar 18 millones de lomos de burro más. Es decir, diez meses más de gestión de Máxima Ayala. Entonces, esto requiere de un delicado estudio a cargo de biólogos y otros especialistas.
Costo: $ 14.500
3) La crianza y selección del burro.
Otra cosa que pocos saben es que estos reductores deben su nombre a que la mezcla con que son construidos tiene un 7% de carne de burro. Concretamente, es la garompa del noble animal la que se coloca a modo de piedra fundamental, perpendicular al sentido de circulación de la calle. Luego, sobre la matraca burrera se levanta la obra en sí.
Esto demanda una tarea de crianza del burro y la posterior inversión en la cirugía que permite la extracción de la materia prima. Por suerte, actualmente en el Centro Genético del Litoral, de Manuel García Solá, se están obteniendo exitosas experiencias para la obtención de burros con ocho garchas, lo que abarataría sustancialmente el presupuesto actual.
Costo: $ 9.250 (sin plus médico)
4) Elaboración de la mezcla base.
"Es un poco de hormigón y listo, qué tanto", dice el vecino maledicente. Y no. El lomo de burro de la capital chaqueña se hace con cemento, cal, arena, piedra, papel, tijera, poxirán, bocaditos Cabsha, hierro rallado, cabezas de manduré, vaqueros Legacy, torta chajá, canela, hondos pesares, emotivos actos, winnies púes con corazoncitos, pedazos de tetas de Luciana Salazar, platino y bolitas paraguayas.
Costo: $ 72.115 (con material de una sola teta de L.S.)
5) Señalización del lugar de colocación de la mezcla.
Cuando la mezcla del punto anterior está lista, alguien debe decirle al encargado de volcar el preparado "Ahí ponele". Es una indicación que sólo pueden dar profesionales especialmente formados al efecto.
Costo: $ 31.500 (señalando sólo con el dedo índice, sin levantar el pulgar)
6) Grito de "listo"
La mezcla no se puede volcar indefinidamente sobre la calle. Alguien debe gritar "¡basta!" o "¡listo, pué!" Conocer el momento exacto de hacerlo requiere una formación de entre siete y doce años. Municipalidades que no tuvieron en cuenta este punto, volcaron mezcla sin detenerse jamás, cubriendo de hormigón a barrios enteros, dejando a cientos de familias fraguadas.
Costo: $ 41.800
7) Constatación de secado
¿Cómo proceder al pintado sin saber si la mezcla ya está sólida o aún sigue fresca? Un experto debe presionar con su dedo sobre la superficie del lomo para determinarlo. Si no lo hiciera... ¡jamás el lomo dejaría de tener su oscuro aspecto!
Costo: $ 19.440 (sin IVA pero con vuelta)
8) Pintado.
Pintar el lomo de burro sin que éste explote es una delicadísima labor en la que decenas de operarios calificados perdieron las vidas o pedazos de sus cuerpos.
Costos: $ 32.000 (rayas blancas clásicas) ó $ 172.000 (estilo cubista)
9) Ágape de camaradería.
El lomo de burro es, principalmente, un fenómeno social. Mal se haría si el fin de la obra fuera una cuestión meramente técnica. Por eso, cada obra se inaugura con un almuerzo o cena de camaradería con los 5.000 vecinos de las 64 cuadras próximas.
Costo: $ 500.000 (llevar cubiertos)
10) Retiro del cartel "Desvío".
Aunque nos cueste asumirlo, no debemos sobreproteger al lomo de burro. Él debe soltar las alas, dejar de depender de nosotros, y hacer su vida. Entonces, no podemos mantener in eternum el cartelito de "Desvío, disculpe las molestias, estamos trabajando para usted". En primer lugar porque eso no le hace bien al lomo. En segundo, porque sabemos que no estamos trabajando para usted, sino para nosotros.
Costo: $ 900
Como puede verse, el resultado final da una suma del orden de los 800.000 pesos. ¡Vaya si resignan ganancias nuestros empresarios al cobrarnos sólo 5.631 mugrosas monedas!
Recapacitemos, o lo único que vamos a lograr es que esta gente no quiera hacer más obras.
Artículo relacionado: Llamá a estos muchachos si querés hacer tu propio lomito burrícola
.
Comentarios
La guardamo pá nosotro, la guardamo ... jio, jio, jiooo ...
A: Gracias, Rubén&, nadie podría haberlo explicado mejor.
Y bien despacito...
Aunque ma haga mierda el tren delantero
A: ¡Más vale morir de pie que vivir de rodillas mirando los posters de Paparazzi!
Suscripción de noticias RSS para comentarios de esta entrada.