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Música y boxeo tienen mucho en común: el ritmo, el ingenio, la tenacidad, el pulso. Tanto el ring como la escena requieren creatividad e ir al frente: el “Tetón” (así se hace llamar tomando un sobrenombre de infancia) se desenvuelve con soltura en ambos casos. Los videos no mienten.
Ahí lo vemos al zurdo, tirando pasos, letras y golpes con estilo. Siempre al filo. Arriesgando hasta el límite.
Pedro Cabrera, actual entrenador –ex campeón e histórico instructor del centro deportivo del Suterh– trabaja fuerte con su pupilo de cara al 2024 y el desafío de una pelea que, tras cerrarse el corte provocado por un cabezazo en el Luna Park, lo devolverá al ring.
La música de los puños
Marcelo Gabriel Sánchez (30), “Tetón-Rateka” tiene tantos nombres y apodos como destrezas: además de boxeador es productor audiovisual, letrista y frontman.
Algo de su versatilidad recuerda al supergallo argentino Sergio Víctor Palma, campeón mundial en 1980, también poeta y afinado cantor. Pero el Tetón es más de esta época desafiante. Eso refulge en su lírica: “La vida me hizo fuerte como un tigre indestructible” dice, por ejemplo, en “Tu recuerdo”, canción cuyo clip grabó en 2020 y levantó más de 6.700 vistas en su canal @ratekas13 de YouTube.
«Ratekas lo formamos con mi hermana Natasha “Tashi” (20) y el Loco; hacemos trap desde 2016. Yo grabo los beats con un tecladito y hago la producción de audio y video; los dos cantamos y escribimos letras, ella cada vez escribe más y mejor”, nos cuenta el Tetón, y agrega: “Ahora vamos a hacer un disco de trece temas, pero todo reggaetón, hablando de lo nuestro”.
En los clips, pinta su aldea y pinta el mundo: “Hay que perder para pensar. Y hay que golpear para sanar”, canta en el tema “Reales”. Mística suburbana, el culto a la lealtad con los pares, al barrio, a la familia: por ahí va la lírica, metaforizando la pelea como desafío de vida, la lucha personal, pero en comunidad.
Empezó a boxear en 2018, y llegó a ocupar el 3º puesto en la categoría welter –entre 63 y 69 kilos- del ranking FAB en 2022. En el cuadrilátero tiene 8 peleas ganadas 3 empates, y cinco perdidas, pero eso no refleja lo que puede verse revisando su performance, y ya sabemos lo subjetivo que suele ser este deporte de apreciación, con fallos frecuentemente injustos.
Como músico de trap, tiene todas ganadas, y concitó brillo propio en varios escenarios: “Tocamos en Palermo Groove, en La Usina del Arte, en Movistar Arena. Compartimos escenario con Mala Fama, con Neo Pistea, con Mala Junta, con Duki”, repasa.
La palabra “Rateka” –compuesta por las iniciales de los miembros de un trío que devino tribu urbana o “crew”, como llama él a la grey que integra– también lo identifica y refuerza su carisma: quienes escuchan su trap suelen ir a ver sus peleas.
Alguno de los seguidores puede incluso convertirse en “Rateka” si cumple ciertos requisitos: “no se tiene que drogar, ni tomar alcohol, tiene que gustarle el deporte y le tengo que pegar durante 13 segundos”, dice y muestra su sonrisa plateada: “es un ritual de iniciación”.
Contra toda la fiereza que pueda suponerse de su estética combativa, el Tetón es súper cordial, calmo, gran conversador genuino, en inversa proporción con el demonio silencioso en que muta cuando boxea.
«El único rincón 100% femenino del mundo»
Sara, su madre, manager y entrenadora en los primeros pasos boxísticos del boxeador trapero (ella, además, es profesora de Educación física y enseña boxeo femenino) primerea la charla: “Yo no sabía nada de boxear: me empecé a meter para entender cómo funcionaba el ambiente y acompañarlo a él”.
Pero al ring llegó por el papá, que le dijo “si tanto te gusta pelear, si sos tan piola, por qué no vas a un gimnasio y te medís con los que saben” y así llegó a donde ahora lo entrevistamos, el mítico Gimnasio 77 de Morón, uno de los espacios en que se prepara el púgil.
Sara nos agrega un datazo: junto con Natasha (que a su vez es boxeadora) ellas fueron “el único rincón 100% femenino del mundo. Una vez, nos pusimos a reclamar por un cabezazo y arbitro nos echó”. La irrupción de Pedro Cabrera, el nuevo instructor, nivelará a partir de ahora ese cupo en el rincón, donde entrará por primera vez un varón.
Teton Rateka vs Héctor Gabriel PÉREZ
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Por si le faltaran roles, resulta que Tetón fue antes futbolista. Jugó profesionalmente en Ituzaingó. De allí se fue a probar a Vélez ¡y quedó! Pero el boxeo pudo más que el Fortín.
“La primera vez que pisé un ring fue en este gimnasio. Encaré al encargado y le pedí pelear con un profesional. Subí a guantear; el primer round me cagó a palos, el segundo también, y en el tercero tuve suerte, le entré una piña y medio de casualidad, lo corté. Ahí tuvimos que parar, así que para mí, técnicamente, gané (risas). Así empecé, a los 23 años. A los 24 ya era profesional”.
“Siempre me gustó pelear; he peleado por plata en la calle; he peleado gratis en la calle. Sara (se refiere a su madre, con una sonrisa) dice que es exceso de energía”. Pero el Tetón ya, por suerte para él y para todos, no pelea en la calle. Se rescató.
La madre de todas las batallas
Sara acompaña a su hijo en la dieta, en el entrenamiento, ante la prensa… está presente en todo y habla de él con un orgullo conmovedor: explica que Tetón también es productor profesional de video y nos muestra en su celular un video institucional que hizo para el casino Oasis de Pilar.
Su hijo completa: “Tenemos una productora que se llama Estudio 13 ( En música les hicimos videos a los Altos Cumbieros, Néstor en Bloque, Zaramay, Callejero Fino… está todo subido a Instagram.
Ratekas, además, involucra un emprendimiento de diseño de indumentaria. De allí sus remeras con estética “gangsta”, aunque, se ha dicho, es apenas eso: una épica narrativa, visual, que acompaña la música.
¿Cómo llegó a hacerse film maker? “Cuando hicimos los primeros temas, encargamos los videos, pero pasaba el tiempo y no me los entregaban. Ahí me calenté y pensé ‘no puede ser tan difícil’ así que me puse a estudiar cómo era y aprendí. Empecé a hacer videos a amigos, después me recomendaban y sin darme cuenta se fue convirtiendo en un trabajo, sin nada de publicidad. Ahora hacemos cámara, tomas con dron, edición, producción”.
Hablando de calentarse, le preguntamos cómo lleva la ira en términos boxísticos, un dato clave en el deporte de los puños: “hay algunos boxeadores que son fríos, no importa si vos les ponés una tremenda piña, ellos hacen su boxeo, no se desconcentran, eso está bien. Yo soy calentón, pero a mí la calentura no me desvía, al contrario: si tengo un plan de pelea, lo sigo mejor, me enfoco más”.
“Arranco a las once, entreno más o menos hasta las ocho, después le doy hasta las diez, once de la noche editando y de ahí en adelante me meto a escribir letras, a la música hasta las cuatro de la mañana. Esa es la rutina”, dice el púgil de las mil caras, que no deja de sorprender al definir vocaciones y prioridades: “Soy primero futbolista, después músico, boxeador, y film maker, en ese orden” señala sin vacilar.
Tampoco duda cuando le pedimos que nos diga cuál considera que es su mejor virtud como boxeador: “Lo mejor que tengo son huevos”. Algo infrecuente en la actualidad del deporte y óptimo según su mirada a nivel local: “El boxeo argentino es muy crudo, a diferencia del de afuera, que es más técnico. Acá, para ganar, tenés que ir para adelante y tirar muchos golpes”
Segundos afuera
En estos días, recuperándose del cabezazo que recibió en el Luna Park y le cortó el pómulo derecho, el Tetón guantea duro con Tito, su amigo, boxeador de buena mano y hoy sparring más frecuente.Por la confianza con la que se pegan parecen hermanos.
Cuando se suben al cuadrilátero quienes están en el gimnasio entrenan a medias; ojos puestos en un combate que, aunque de práctica, suena demoledor en cada golpe al cuerpo. Tiene sentido: ganan la atención porque despliegan ese poder hipnótico del buen boxeo.
El profe Pedro está entusiasmado con el futuro de su pupilo y espera tenerlo listo para un combate importante en abril de 2024. La carrera del Tetón cuenta ahora con un impulso nuevo gracias al auspicio del Suterh, que le brinda apoyo institucional al futuro campeón welter con estilo que todos esperamos.
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Fuente Telam