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A los records más previsibles por tratarse de uno de los mayores íconos actuales de la música pop -como el que la convirtió en la primera artista en superar los 1.000 millones de dólares de recaudación con la gira que el año pasado la trajo a la Argentina-, la cantante Taylor Swift acaba de sumar un hito inesperado: un curso basado en las letras de sus canciones que lanzó la Universidad de Harvard recibió más de 300 solicitudes de inscripción y ahora la docente que lo imparte busca asistentes técnicos que le permitan organizar la cursada.
«Nuestro curso de Taylor Swift en Harvard es tan popular que necesitamos asistentes docentes adicionales», tuiteó Stephanie Burt, poeta y crítica literaria que hace unos días había lanzado la convocatoria para el curso dedicado a la cantante de «Willow» y «Cruel Summer» que dictará en la célebre casa de estudios a partir de marzo.
Aunque no se dio a conocer la cifra final, el curso titulado «English 183ts», contaba hasta hace unos días con 300 estudiantes matriculados, a pesar de que la convocatoria también había recibido algunas críticas, a las que Burt respondió con contundencia: «Deberían recordar que todo lo que importa hoy en un departamento de Literatura Inglesa fue, en su momento, considerado una forma de arte popular y sin prestigio que nadie se molestó en estudiar, de los sonetos de Shakespeare al auge de la novela», había dicho en declaraciones al diario The New York Times.
Ahora, la docente salió a difundir por X (exTwitter) la búsqueda de «refuerzos» para hacer frente a su demandado curso: «Si vives en el área metropolitana de Boston/Providence, amas a Tay y tienes calificaciones o experiencia para impartir un curso universitario intensivo de escritura, mis mensajes directos están abiertos», convocó.
¿Cómo fue que Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo aceptó alojar en sus claustros una actividad centrada en la joven cantante que fue nombrada Persona del Año 2023 por la revista Time? «Tenemos la suerte de vivir en una época en la que uno de nuestros principales artistas es también una de las personas más famosas del planeta -declaró Burt-. ¿Por qué no dar un curso sobre eso?».
«Hoy en día es la artista country (¿o antiguamente country? ¿o pop?) más reconocible en América del Norte, si no en el mundo: su composición abarca media docena de géneros y su impacto económico cambia de ciudad», afirma la descripción del curso, que más adelante promete: «Aprenderemos a estudiar la cultura de los fans, la cultura de las celebridades, la adolescencia, la edad adulta y la apropiación; cómo pensar en los textos blancos, los textos sureños, los textos transatlánticos y los subtextos queer». Una estrella pop que se desliza por la mejor tradición poética.
Lejos de la imagen frívola que tienen quienes creen que solo hace pop para jóvenes sin pretensiones musicales, la obra de Swift demuestra una sensibilidad literaria que se desmarca de la media en el pop comercial.
Lo dicen incluso los académicos: en un artículo en The Times, sir Jonathan Bate, especialista en Shakespeare, calificó a la cantante como «una poeta de verdad» y detectó referencias explícitas a los grandes autores. Por ejemplo, Robert Frost (aquel poema sobre «el camino no escogido» aparece citado en «Illicit Affairs»), Pablo Neruda (cuyo «corto amor y largo olvido» guían su canción «All Too Well») o Nathaniel Hawthorne (su «letra escarlata» aparece en «New Romantics»).
Antecedentes de cursos sobre Taylor
El fenómeno desatado por la cantante nacida hace 34 años en Pensilvania no es tan novedoso. La Queen Mary University ofreció el verano pasado un curso que vinculaba la obra de Swift con nombres como Roland Barthes, cuya famosa teoría sobre «la muerte del autor» sirve para explicar las infinitas interpretaciones que los fans hacen de sus canciones – en las que siempre importa más la opinión del receptor que la intención de quien escribe las letras, como enunció Barthes – , o los artículos de Zadie Smith sobre cultura pop.
Un año antes, la New York University y la Universidad de Texas, en Austin, ofrecieron las primeras clases sobre Swift, a las que se sumaron, poco después, otros centros como Stanford, la Universidad de Misuri o la de Arizona.
En UC Berkeley, el abordaje de la figura de Swift fue distinto: inspiró un curso de negocios sobre emprendimiento artístico por su meticulosa elaboración de su propia imagen y los esfuerzos que ha hecho para adueñarse de su trabajo. Y, naturalmente, la creadora de palabras también ha inspirado un grupo de clases de inglés que comparan su trabajo con el de los titanes del canon occidental, desde Shakespeare hasta Yeats.
«(Swift) nos da esta palanca para hablar sobre lo que de otro modo tendríamos más dificultades para convencer a la gente de que es importante», sostuvo Elizabeth Scala, profesora de romance medieval, historiografía y cultura en la Universidad de Texas en Austin, quien el próximo semestre repetirá su curso de estudios literarios que utiliza el cancionero de la vocalista y compositora como uno de sus textos principales.
En Europa, una de las primeras casas académicas que puso en marcha un curso inspirado en Swift fue la Universidad de Gante, fundada en 1817 por Guillermo I de Orange.
En un auditorio del campus situado junto a la abadía de San Pedro de la ciudad belga, Elly McCausland imparte cada lunes un seminario ante 60 estudiantes. Durante todo el otoño, esta profesora inglesa de 34 años, formada en Oxford y reconocida como swiftie -como se autodenominan los fans más intensos de la cantante-, ha explorado la relación entre sus canciones y los clásicos de la literatura inglesa entre los siglos IX y XIX.
Titulado «Literature (Taylor’s Version)», el curso recorre 10 siglos de literatura relacionando las canciones de la protagonista de la gira «The Eras Tour» con los grandes tropos de la tradición inglesa y estadounidense. Por ejemplo, la mujer enloquecida propia de la literatura decimonónica permite vincular «El papel pintado amarillo», la mítica obra de Charlotte Perkins Gilman, con canciones de Swift como «Mad Woman» o «Dear John». Y la presencia de antiheroínas, figuras prefeministas en las obras de William Thackeray o Charlotte Brontë, anticipan a las protagonistas de las canciones «Look What You Made Me Do» o, por supuesto, «Anti-hero».
Por su parte, en febrero la Universidad de Melbourne (Australia) celebrará el primer simposio académico dedicado a Swift, al que se han postulado 400 expertos de 78 instituciones de todo el mundo, pertenecientes a 60 disciplinas distintas. Además, nuevas universidades, del elitista Berklee College of Music de Boston a la Rice University de Houston, ultiman cursos sobre la artista de cara a su semestre primaveral.
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Fuente Telam