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La periodista Cristina Pérez acaba de lanzar su cuarta novela, «Tiempo de Renacer», que se desarrolla alrededor de la pintura «El Nacimiento de Venus» de Sandro Botticelli, personaje clave de la historia que salta desde el Renacimiento a la actualidad, cruzando a una espectadora del cuadro en 2023 con la modelo Simonetta, el personaje femenino central de la pintura, «uno de los misterios más fascinantes del Renacimiento», según la autora.
La novela «Tiempo de Renacer», publicada por Plaza & Janés, está ambientada tanto en la Florencia del Renacimiento como en la Milán contemporánea. En la historia se entrelazan dos momentos aparentemente separados. Helena, una modelo de moda, experimenta un episodio misterioso frente a la obra «El nacimiento de Venus» de Botticelli en los Uffizi. Esto sucede en 2023 en la ciudad de Florencia. Mientras intenta comprender lo sucedido, se encuentra con Josefina, una guía del museo, quien la conecta con un antropólogo que investiga experiencias similares. Paralelamente, la narrativa retrocede en el tiempo a 1469, al Palazzo Medici, para explorar la vida de Simonetta Vespucio, la musa de Botticelli. La trama combina elementos de misterio, historia del arte y la búsqueda de identidad de Helena, creando un intrigante juego entre el pasado y el presente.
Pérez es conocida por su labor periodística con una trayectoria de más de tres décadas en los medios de comunicación argentinos. Además de su labor en televisión, también es conductora de radio. Cursó estudios de Historia, Inglés y Literatura Inglesa en instituciones como la UNT, Oxford Continuing Education, la University of London y en OISE-Boston. Escribió «Cuentos inesperados», la novela de intriga «El jardín de los delatores» y «La dama oscura» (P&J, 2021). «Tiempo de renacer» es su cuarto libro de ficción.
¿Ya tenés el nuevo libro de @Cris_noticias?📕 pic.twitter.com/Sv6ZW2r6GG
— Penguin Argentina (@penguinlibrosar) December 27, 2023
-Télam: ¿Cómo fue la experiencia de tener el argumento de la novela en un sueño?
-Cristina Pérez: Es y será siempre un gran misterio. ¿Por qué soñamos lo que soñamos? Borges dice que el alma es libre de las ataduras del cuerpo al soñar. Lo más extraño es todo lo que encontré después, al saltar de la cama y buscar las referencias del cuadro. Creo que el misterio permea el cuadro por su enigmático origen onírico. Y porque Simonetta es uno de los misterios más fascinantes del Renacimiento.
– ¿Cómo abordaste la investigación histórica para representar con precisión la época del Renacimiento?
– La inquietud sobre mi sueño me llevó a tantear en la historia qué podía haber detrás de la Venus de Botticelli. El Renacimiento es un tiempo que estudio desde hace dos décadas por William Shakespeare pero en Inglaterra se produce un siglo después con la reforma religiosa, la traducción de la Biblia al inglés, de cientos de obras clásicas y del teatro que conecta directamente con la antigüedad y sus postulados de drama clásico. Ahora debía irme al Big Bang del Renacimiento en la Italia del Quattrocento. El abordaje tiene varios planos. Voy a empezar por los documentos o hechos históricos que atraparon mi atención en la biografía incompleta de Simonetta Cattáneo Vespucio nacida en el Puerto de Venus.
En primer lugar, los sonetos de amor que le dedica Lorenzo de Medici a Simonetta que son los primeros que escribe. Era el hombre más poderoso del mundo. En «Comento de miei Sonetti» queda claro el amor que siente por esa mujer pero que además ella es amada con devoción en Florencia.
La primera frase de mi libro es una cita de ese trabajo comentado de El Magnífico: «murió́ en nuestra ciudad una mujer que conmovía tanto al pueblo florentino, que quien la trataba se sentía amado por ella».
¿Cómo una mujer tan joven y extranjera había dejado esa marca al morir? ¿Qué representaba? ¿Por qué en los comentarios Lorenzo habla del renacer de la vida en otras formas? Lorenzo le había pagado hasta el médico en su enfermedad
En segundo lugar, Sandro Botticelli la pintó con devoción toda su vida en pinturas plenas de alegorías y pidió ser enterrado a sus pies. El conocía su cuerpo a la perfección. La pintura de Venus es la primera de una mujer desnuda y en tamaño real desde la antigüedad. Eso es un suceso.
En tercer lugar, ¿Por qué Sandro había sido fiel al monje fanático Savonarola aceptando quemar hasta algunas de sus pinturas, pero salvando las de ella?
Y por último, en cuarto lugar, el poema de Poliziano «Stanza per la giostra», es un romance donde los enamorados son Giuliano de Medici y Simonetta. Es una de las obras cumbre de la época. Muchos toman por cierto el romance. En mi libro contradigo esa hipótesis. Creo que Giuliano la deseó como deseaba todo lo que su hermano poseía y como la deseaba toda Florencia. Ella fue el rostro de su estandarte y esa fue la primera pintura que hizo Sandro de Simonetta.
-T.: Aparte de literatura del Renacimiento, ¿leíste libros teóricos o de historiadores?
-C.P.: Sí, otro plano de la investigación fue leer a críticos e historiadores de arte fundamentales como Aby Warburg, John Ruskin, Herbert Horne y Giorgio Vassari, el primer crítico de arte de la historia nacido un año después de la muerte de Botticelli. También abordé libros de historia diversos, bibliografía sobre la belleza y el Renacimiento en sí. Debo agregar estudios personales que tenía realizados sobre obras como el David de Donatello y el David de Miguel Ángel y también una investigación previa sobre Leonardo Da Vinci.
Pero es indispensable agregar un viaje que hice sola a Florencia en el año 2015 en el que estuve dos semanas dedicada plenamente al estudio de locaciones históricas y obras de arte sin más objetivo que el placer de aprender. Sin ese viaje no hubiera conocido tanto de la ciudad.
-La trama entrelaza nuestros días con el Renacimiento. ¿Cómo se conecta la historia de Simonetta Vespucio con la experiencia contemporánea de Helena?
-El libro funciona como un espejo de tiempos. El cuadro es el primer espejo en que Helena se ve idéntica a Simonetta. El arte la lleva a preguntarse sobre sí misma. Entonces el libro es una experiencia donde el arte transforma. Helena también lleva un nombre de culto que es el del «rostro por el que se lanzaron al mar miles de barcos» en la guerra de Troya. Hay una línea invisible en mi libro donde se explora la belleza, su conexión con lo verdadero, con lo bueno, pero también los espejismos de la belleza. Los griegos y los florentinos amaban la belleza.
En el Renacimiento lo bello se reconcilia con lo bueno y en el caso de Helena, mi personaje, encontramos a una mujer bella pero no con los cánones de su tiempo y que a su vez es refractaria a su propia belleza y busca durante todo el libro integrarse consigo misma. Creo que mi libro propone responder esa pregunta esencial: ¿Quién soy? Y el desafío de forjar nuestro propio destino. Helena en su libertad y como individuo es heredera del Renacimiento como todos lo somos. Pero debemos merecerlo, hacer el trabajo de renacer.
-La obra parece estar llena de simbolismos, como las avispas en la lápida y los elementos en el cuadro. ¿Cómo decidiste qué simbolismos incluir y cómo incorporarlos de manera significativa?
– Las alegorías y los simbolismos son el código del Renacimiento. Leonardo tenía un segundo lenguaje en sus alegorías que fascina hasta hoy. Sandro Botticelli, en mi opinión envió mensajes cifrados en sus cuadros, con destinatarios que los entendían perfectamente. Muchos de los cuadros venían de comisiones con instrucciones. Hay indicios de eso. Pero desde su primera obra, Sandro aporta una escena de poder, futuro y resurrección en la familia Medici. La granada en manos de la virgen que se parece a Lucrezia de Tuornaboni, madre de Lorenzo, significa resurrección. El renacer está todo el tiempo resonando. Creo que al pintar la Venus, de hecho, Sandro hace renacer a la diosa pero también quiere revivir a Simonetta. Ella sale de la pintura y se ofrenda sin que su desnudez hiera el pudor. Es pura, como él la ve, como él la ama. Alguien me dijo días pasados en referencia a una pintura de Simonetta por otro pintor: ¿te das cuenta de que aquí falta el amor que le tenía Sandro? Me quedé impactada. No tengo dudas: Sandro al pintarla la ama. La recrea. Trasciende la vida y el tiempo
– ¿Cómo abordaste la investigación histórica para combinarla con el tema de las regresiones a vidas pasadas?
-Llegué a una conclusión: mi libro es en sí mismo una regresión. Me lo dijo una psicoanalista que hace regresiones y es discípula de Brian Weiss, pero ya antes de hablar con ella, también sentí algo así. Como yo soñé el argumento de esta novela, mi primer objetivo fue ser verosímil a mi sueño. Mi personaje tenía que vivir una regresión luego de verse reflejada en el cuadro de una mujer idéntica a ella que había vivido 500 años antes. ¿Helena había sido Simonetta en otra vida?
-¿Consultaste a alguna especialista?
-Sí, claro, para lograr que no mediaran ni mis prejuicios, ni mi racionalidad pusiera filtros, le pedí ayuda a mi hermana Lourdes que es estudiosa de estos temas y terapeuta alternativa, y ella me confeccionó un dossier muy completo que fue mi punto de partida. Estudié la mecánica de la regresión para escribir mi sueño de la manera más fiel a esa experiencia, busqué casos, profundicé en los métodos de hipnosis. Pero no como puede hacerlo alguien que se especializa en eso sino para ponerlo al servicio de la experiencia de mi personaje. Busqué tratar el material sin juzgarlo y sin que mediara mi entramado de creencias.
– Pero Helena siente que esa mujer es ella…
-O fue ella, por eso acepta lanzarse a la aventura psíquica de averiguarlo. Su angustia es el motor para investigar el pasado y abrir las puertas de la novela histórica desde el thriller psíquico. Y lo que hace a Helena un caso serio, es que ella tiene ese llamado en forma física, psíquica, emocional e incluso en un registro onírico. Entonces ha podido volver varias veces al mismo tiempo. Pero la pregunta que me hago, delante de los lectores, en el libro, es, por qué. ¿Qué necesita resolver? Y de alguna manera su búsqueda me ayuda a hacer justicia, creo, con Sandro y con Simonetta.
-¿Cómo influyó tu experiencia personal en la elección del simbolismo detrás de «El nacimiento de Venus», la diosa del amor?
-Mi sueño se produjo luego de regresar con Luis (Petri) de Italia donde nos comprometimos por primera vez en el pueblo del que vinieron sus abuelos: Trento. Fue improvisado, en la catedral. Él me dijo en secreto si quería que nos fuéramos con una bendición del cura como una especie de compromiso. Le dije que sí. Esperamos que terminara la misa y con un rudimentario italiano le pedimos al padre Lodovico su bendición. Nos acomodó frente al altar y nos bendijo. Fue hermoso.
Si Venus es la diosa del amor, podemos fantasear que estaba rondando en nuestras vidas. Pero el libro tuvo su propia dinámica. Ahora que lo pienso, todo parece seguir un argumento. Luis y yo nos amamos. Incondicionalmente. Somos muy felices de habernos encontrado en la vida.
– ¿Podes describir tu proceso de escritura? ¿Tuviste alguna rutina o enfoque específico mientras trabajabas en la novela?
– Desde mi primera novela a esta última fui desarrollando un método. Primero debo decir que sigo los parámetros clásicos de la acción como primer elemento. Planifico el libro. Hay un plan. Comienza con la investigación histórica y la selección de material. Al mismo tiempo voy haciendo una cronología. Luego hago un índice de acción. Después hago la sinopsis de cada capítulo antes de escribir siquiera el primero. Es decir que de antemano sé qué contiene cada capítulo. Y luego empiezo a pintar uno tras otro. En la sinopsis hay material de la investigación ya indexado e ideas que van surgiendo. Pero en el camino del libro surgen más elementos nacidos del proceso creativo. Algunos de esos descubrimientos me fascinan. Son magia pura. Como el final del libro que no detallaré aquí pero que tiene elementos que surgieron en la escritura como representándose solos en mi imaginación. ¿Qué mano detrás de la pieza la trama empieza? Escribir es ser parte ínfima pero real del acto creador. Es felicidad.
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Fuente Telam