Angau Noticias

Cuando el viernes por la tarde prendimos el televisor y le sacamos todo el volumen para ver un rato a Karina Mazzoco, nos quedamos con las bocas abiertas: allí, con un videograph por demás explícito ("El ladrón que se animó a contar su historia"), estaba él, un conocido legislador chaqueño. "Por fin -pensamos- llegó el gran sinceramiento nacional que ya pedía el general Bignone en el final de la dictadura".

 

Por un momento, nos distrajimos de los labios y los hombros de Karina, para centrar nuestra atención en ese representante nuestro que estaba allí, sentado frente a las conductoras de "A la tarde" (hay que reconocer que los creativos de la tele están cada vez más inspirados, incluso a la hora de elegir nombre para sus producciones), por América TV.

Rompiendo una vieja norma de seguridad (nos reconcilia con la vida ver a Mazzoco, pero escuchar a la manada de boludas que la rodea nos arruina el momento), le dimos volumen al televisor, y comprobamos que sí, que el legislador chorizo hablaba con mucha desenvoltura de su trayectoria manolarga.

 

Nada es perfecto

De repente, uno de nuestros redactores monotributistas (que nos tiene las bolas infladas pidiendo pasar a planta con el indefendible argumento de que "doce años trabajando así ya es mucho"), nos anotó con su habitual sentido negativo de la vida: "Sí, mucha valentía y grandeza y bla bla bla, pero no se animó a usar su nombre verdadero".

Entonces, con un dejo de decepción, reparamos en que el diputado era identificado en la pantalla con un seudónimo burdo y cursi, "Pedro Palomar", algo que debimos reconocer que devaluaba el coraje de la confesión. "Sí, pelotudo, no da el nombre, pero da la cara, que es lo que vale", acotó el jefe de Personal de esta empresa periodística.

La observación nos hizo pensar en que, sí, era verdad: lo que realmente había que valorar era que por fin un delincuente de la política, alguien que por años había hablado como si fuera el más decente de los ciudadanos, el mismo que se hacía escribir sus gacetillas por el más corrupto de los gordos lamegarompas, ahora, al fin, tenía la humildad de asumirse como un chorizo incontinente.

"Sí, da la cara pero si no da el nombre real, después puede salir diciendo por los diarios de acá que no era él, sino un tipo parecido nomás", volvió a terciar el inmundo periodista precarizado. A nuestro pesar, sus palabras volvieron a mellarnos el ánimo.

Con todo, intentamos volver a reacomodar los conceptos de aquel regocijo inicial, como quien con tenacidad vuelve a levantar el trabajoso castillo de naipes que el ventilador derribó. Casi lo habíamos logrado cuando el redactor marginal cargó de nuevo: "Y fijate que se cambió un poco el peinado, seguro que para después facilitarse el verso de que no era él, sino un sosias".

Karina, te estamos llamando

Definitivamente alterados, tomamos el teléfono y discamos el número de América. "Por favor, con la producción del programa de la hembra divina", pedimos. La melodía de espera ("Sacá la mano Antonio", en versión de Richar Clayderman) nos pareció eterna. Finalmente, alguien atendió:

-Hola...
-Hola, ¿"A la tarde"?
-Sí, ¿por qué, no se puede saludar en este horario o qué?
-No, muchacho, le estaba preguntando si es la producción del programa "A la tarde". ¿Me podría pasar con Karina por favor?
-¿Qué Karina?
-Mazzoco, la hembra divina.
-Karina Mazzoco está al aire, señor.
-¿Y con Paula Trappani o alguna de las otras idiotas? Si total, si salen de cámara nadie se va a dar cuenta ni nadie lo va a lamentar.
-...
-¿Hola?
-¿Por qué tema shama usted, señor?
-Mirá, te llamo porque el tipo que ustedes están sacando al aire ahora, es un diputado chaqueño, pero le están poniendo mal el nombre.
-A ver, espere (se oye que deja el teléfono o que lo tapa a medias, y que dice a un tercero: "Che, acá shaman de Chaco diciendo que el chabón éste no se shama así sino que ashá tiene otro nombre y apeshido")

(Pasan dos minutos, en los que se oye por el teléfono el audio del programa, y algunas voces poco inteligibles. Luego se produce una breve conversación entre quien nos atendió y otra persona. Otra vez nos hablan por el teléfono)

-Señor, acá en el piso averiguaron y esta persona que está siendo entrevistada aparentemente se shama tal como se está indicando en la pantasha.
(Desconcierto en AN)-No... Es que sabés qué, pibe, les debe haber presentado un documento trucho, acá este tipo se la pasó truchando cosas, desde que estaba en su pueblo, que es una localidad del interior de acá.
-Mire, sho ahora tengo que seguir con la puesta en aire, si quiere shame después, cuando termine el programa, y lo van a atender.
-Bueno, pero... eeh... Escuchá, entonces fijate si le podés decir a Karina que le pregunte si él además de reconocer que desde los 15 años afana, piensa devolver algo, entendés, porque acá es impresionante cómo robó este hombre.
-Sho te lo puedo tomar nota, viste, pero después la que decide es la productora, pero quedate tranqui que sho sha la shamo para que vasha viendo si rasha la pregunta al bagasho.

Cortamos, volvemos a subir el volumen, y nos quedamos esperando, tensos, la aparición de las preguntas clave. Karina, la amada Karina, no las hace. Y claro, si los pajeros seguro que ni le avisaron.

Se va terminando el programa. "A lo mejor lo dejaron para el final, como remate", dice el jefe de Personal.

Pero no, Karina, con su boca de Karina Mazzoco, le agradece al diputado "haberse animado a confesar todas estas cosas". Él, como si se mereciera un aplauso, inclina la cabeza y dice un "de nada" lleno de inmodestia.

Y nos quedamos así, en bolas, sin saber si piensa devolver o no.

 

 

 

 

.