"No me considero un héroe ni nada por el estilo, creo que cualquiera hubiera hecho lo mismo en mi lugar". Con esas palabras de inmensa humildad, Reynaldo "Piqui" Ferragonio hace referencia a la extraordinaria audacia con la que actuó el martes, cuando se incendiaron varias oficinas de la Legislatura del Chaco y con su arrojo logró salvar una bolsa que contenÃa medio kilo de bizcochos hojaldrados.
A Piqui, sin embargo, la valentÃa le saldrá cara. Ya no podrá volver a trabajar. "Tengo quemaduras en el 0,14% del cuerpo, asà que pedà una Junta Médica porque no me queda otra que pedir mi retiro", explica el trabajador desde su domicilio, donde guarda reposo. Rosana, su esposa, sentada a su lado, le aferra la mano y no oculta la bronca y el dolor. "Ni el sueldo de por vida garantizado ni una reparación económica por 3.400.000 pesos como la que le estamos reclamando judicialmente al Estado pagan toda la angustia que vivimos", expresa.
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Infierno en la torre
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Los dramáticos momentos vividos por Ferragonio comenzaron en la mañana de ese martes casi trágico. "Fui a las ocho y media de la matina a la oficina del diputado con el que trabajo porque era 29 y querÃa saber si habÃa alguna novedad. Como no conseguÃa averiguar si iban a depositar los sueldos o no, me fui a tomar un cafecito a la vuelta. Ahà me encontré con otros muchachos, y viste como son las cosas de la polÃtica: hablás y ni te das cuenta del tiempo. Cuando miré la hora eran las nueve y cuarto de la noche. Me querÃa morir, me habÃa perdido todos los partidos de Roland Garros", relata.
"Los mozos me cargaban, y la verdad que me dio un poco de vergüenza, asà que con los otros muchachos hicimos una autocrÃtica y entonces salimos del café para ir a otro bar que está casi enfrente del anexo legislativo, con la idea de tomar unas birras y debatir el tema del dólar. Ahà fue que vi todo el movimiento de bomberos, canas y gente frente al edificio, y las llamas en los pisos superiores", recuerda Piqui, con la voz marcada por los ecos de la tensión.
El legislativo preguntó a un policÃa qué estaba sucediendo exactamente. "Cuando me dijeron que se estaban incendiando las oficinas de los diputados me quedé helado. En el despacho de mi dipu habÃa quedado una bolsa con medio kilo de bizcochos que yo habÃa dejado a la mañana para los mates de cuando volviera. Encima no eran los comunes, sino los hojaldrados con queso. Sentà que todo me daba vueltas alrededor", dice. Rosana le pide que se tranquilice. Él hace un gesto de que está todo bien.
Piqui, parado en la vereda bajo la noche ardiente, decidió que iba a jugarse a todo o nada. "Me metà entre un grupo de bomberos voluntarios de Barranqueras, que me rompieron las pelotas durante veinte minutos para que les compre un bono contribución de mierda, y cuando pude zafar me mandé para la escalera. Escuché que me gritaban que no podÃa avanzar, pero no hice caso y seguà corriendo", recuerda.
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Riesgo total
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Una vez dentro del anexo de la Cámara de Diputados, Ferragonio dudó por última vez. "Sentà el humo, el calor, el crepitar de las llamas, los vidrios que se rompÃan, los gritos de los bomberos, y me tenté con volver hacia atrás. Pensé en los chicos, en la gorda... Pero respiré hondo y me mandé. Que san puta se lo lleve".
A medida que subÃa la única escalera de la sede, el aire se tornaba insoportablemente candente, y el humo adquirÃa mayor densidad. Además, las combustión de las carpetas de caucho colocadas sobre los pisos le daban al aire una altÃsima toxicidad. "Me saqué la camisa, la meé para que tuviera humedad, y me tapé la jeta con ella. Retomé entonces el ascenso por la escalera", cuenta.
Asà llegó al quinto piso, el más afectado por el siniestro. "HabÃa llamas por todos lados, el fuego hacÃa un ruido ensordecedor, desde las ventanas entraba un poco del agua que tiraban los bomberos desde la calle. La presión con que entraba el lÃquido hacÃa reventar los vidrios, y un pedazo de cristal voló como una daga y me abrió una herida profunda en el antebrazo derecho. Me saqué el cinto y me hice un torniquete, porque la sangre me salÃa como si fuera una fuente".
Una viga metálica se fundió por el calor y un pesado trozo de cielorraso cayó sobre su cabeza, derribándolo. Piqui, arrastrándose sobre el suelo, intentó llegar a la oficina donde estaban los bizcochos. Los pedazos de vidrio y restos metálicos que habÃa sobre el suelo le tajearon el torso. Ferragonio sacó del bolsillo del pantalón 49 sobrecitos de azúcar que habÃa tomado para sà en el bar durante el dÃa y se los echó sobre las heridas para que cicatrizaran antes.
Mientras se deslizaba como una serpiente, descubrió, azorado, que en el suelo se habÃa abierto una gran brecha, un abismo insalvable entre el lugar en que estaba él y el despacho en que habÃa dejado los bizcochos. "Miré para arriba, como diciéndole a Dios 'dame una mano, flaco, no me facilitás ni una' -recuerda Piqui-. Entonces vi que del techo colgaban varios cables eléctricos cortados que chispeaban descargas. No lo pensé mucho, agarré uno y lo usé, como si fuera una liana de Tarzán, para llegar al otro lado. Una vez ahÃ, corrà hacia la oficina. En la penumbra me iluminé con el celular, y encontré una bolsa carbonizada. Me puse la llorar, como un chico. Pegué una piña sobre lo que habÃa sido el escritorio, y entonces algo cayó del otro lado. Me fijé ¡y era mi bolsa, intacta! Los muchachos se ve que después de que me fui la habÃan escondido para morfarla ellos. Me puse de rodillas y le agradecà a Dios".
Pero Ferragonio estaba lejos de ver el final de su odisea. El regreso a la calle estuvo repleto de peligros acechando. "HabÃa pedazos del techo que se caÃan, metal lÃquido que goteaba al rojo vivo, vidrios que seguÃan volando, arcos voltaicos, diputados empomando secretarias. Por suerte llegué sano y salvo a la explanada, y después no me acuerdo más. Me contaron que me desmayé y me llevaron urgente al hospital".
Ahora Piqui se recupera rodeado del amor de su familia. "Después de vivir algo asÃ, aprendés a valorar cosas a las que antes no les dabas bola -le dice a AN desde su lecho hogareño-. Yo, ahora, por ejemplo, en lugar de estar al pedo en el bar hablando de pelotudeces con mis compañeros, miro todas las series de Sony".
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Comentarios
¡al fin su predicamento de "6 7 rocho" se hizo carne y a los cámeras y movileros de ese programa de la mierda oficialista le dieron una buena salsa!!!
asà hay hacer!!! leña a todos los hijosputas oficialistas de mierda!!
vivan los medios independientes que sólo responden a sanos intereses como ser la patria ganadera, la Nación Ganadera, la posición dominante en medios, cables y diarios, el apropiamiento del Papel Prensa, de las aguas del Iberá, y demás
ya era hora!!! hay que seguir con la prédica total siempre le vamos a echar la culpa al oficialismo
La nube tóxica producida por el terrible siniestro habrÃa llegado hace 18 horas a la sede municipal capitalina en momentos en que Lady Aida Máxima se maquillaba en el baño para una sesión de fotográfica inaugurando un espectáculo de fuegos artificiales como ese, nunca soñado, imperdible para su próxima campaña...
Pero en menos de lo que canta un Sampayo su rostro habrÃa comenzado a derretirse como una máscara de cera de velas, silicona, botox y revoque fino y, antes que el gaznate del gaznápiro - que huyó despavorido-, pudiese emitir sonido alguno, la bella fisonomÃa de Aida Máxima habrÃa adquirido los siniestros rasgos de Freddy Krueger
Siempre de acuerdo con los informes filtrados por wikileaks, se estarÃa evaluando la única alternativa para intentar su recuperación: serÃa introducirla en una vasija especialmente construida de acero y hormigón fuertemente reforzados.
Su situación es crÃtica porque, al margen de las mÃnimas posibilidades de éxito, de las 8.953.499 fotos que hasta el momento los especialistas han cotejado no se ha hallado ninguna que posea algún rastro de identidad similar a otra, lo cual ha generado en las huestes femeninas de la Alcaldesa una extraña conspiranoia aguda, enfermedad que, según la casuÃstica, solo se ha conocido un caso en los anales de la medicina,
Igualmente, wikileaks asegura que todo fue una farsa orquestada por el Comando Sur para demostrar que somos zona de Emergencias y Catástrofes, sà señores, ¡que Dios nos coja en su reino y que a los diputaos, coños, los envÃa al mismÃsimo averno!
OJO con Piqui, no serÃa más que un infliltrado del C.S. especialmente adiestrado para que panda el cúnico
Además, en esas 1600 hectáreas se podrán construir anexos para guarderÃas de ancianos, niños y lanchas, telos y otras áreas recreativas, que sin duda servirán para elevar el nivel de vida de la comunidad (legislativa).
Al fin de cuentas, ¿qué salen 3200 hectáreas entre Cnia. BenÃtez y Rcia? Una bagatela al lado de los alquileres que estamos pagando hoy.
La burocracia sindical cooptada por la patronal no hacia cumplir el Estatuto, que en el artÃculo 16 establece claramente la provisión de trajes de amianto a todo el personal.
otra vez la sudorosa clase trabajadora del poder legislativo poniendo sus mártires, en este caso Ferragonio.
No nos olvidemos las enseñanzas del General: la clase traba- jadora del poder legislativo es la columna vertebral del Movimiento. Y el movimiento se demuestra andando.
Paro indeterminado hasta que cumplan con la provisión de trajes de amianto y firme reclamo por la provisión de una ración doble de bizcochos hojaldrados.
Movimiento Independiente de trabajadores Legislativos.
- Qué hace ? Se lo está clavando al diputado Axxxlxr !!!
- No, Señor, le estoy haciendo Asistencia Respiratoria !!!
- No me joda !!! La Asistencia Respiratoria se hace de boca a boca !!!
Se da vuelta el diputado Axxxlxr y le dice al Jefe de Bomberos:
- Y cómo cree que empezamos ?
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