“Ahora comprendo cuál era el ángel
que entre nosotros pasó.
Era el más terrible, el impacable,
el más feroz”.
Silvio Rodríguez – Angel para un final
Las palabras pronunciadas por Angel Rozas en General San Martín, la semana antepasada, no tuvieron toda la difusión que hubieran merecido. En una reunión poco concurrida de militantes y dirigentes radicales, el ex gobernador lanzó otra de sus arengas napoleónicas, esta vez invitando a “contar las horas” antes de “la caída” del gobierno de Capitanich.
El tono fue tan virulento que hasta un par de asistentes se atrevieron a lo que en otros tiempos no se hubieran animado: se pusieron de pie y contradijeron al caudillo. Rozas bien pudo haber pensado, mientras los oía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
A la semana siguiente, tuvo que soportar otra impertinencia del destino. En un homenaje a Luis León realizado en la Legislatura, Marta Longobardo, la esposa del ex senador, tachó de “traidores” a Rozas y a otros integrantes de su entorno. Se refería a la decisión que en 1994 tomó Rozas de abrirse del MAY de León para enfrentársele en la interna que terminaría siendo la primera escala hacia la gobernación en el ’95.
En realidad, aquello no fue una traición, a menos que Longobardo se refiera a otras cuestiones que no hizo públicas. Pero si habló sólo del retiro del MAY, lo cierto es que fue el propio León el que no le dejó otra salida al entonces diputado Rozas. Ya en 1991 lo había desairado dándole la candidatura a gobernador a Livio Lataza, y para el ’95 podía suceder algo parecido, tronchando un buen trabajo realizado por el legislador con organizaciones del campo y un abanico de gremios.
Pero lo que sí traicionaron Rozas y quienes lo acompañaron en la construcción de lo que sería una nueva hegemonía provincial, fue a las banderas alzadas en el inicio de aquella aventura. El principal reproche que se le hizo a León fue el de un manejo personalista del partido y las candidaturas, que lo había, pero en verdad lo del MAY era democracia suiza al lado de lo que terminó instalando el rozismo.
Eso es tan así que desde que Rozas tomó el timón de la UCR, jamás volvió a haber una elección interna en el radicalismo del Chaco, como no fueran votaciones aisladas en algunos circuitos y municipios, o las internas nacionales por nominaciones presidenciales. Y además, ninguno de los nuevos referentes puede decir, como sí podría decir León, que conserva el mismo nivel patrimonial de doce años atrás.
Peor aún: el rozismo enterró principios asociados desde siempre a la Unión Cívica Radical, como el respeto a las libertades individuales y la defensa de la vigencia plena de las garantías constituciones y de los principios del sistema republicano. A contrapelo de eso, el Chaco quedó convertido en un sultanato donde la única división de poderes residió en que el Ejecutivo, la Legislatura y la Justicia funcionaban en edificios diferentes.
El martirio del ególatraEn 2006, otra frase de Rozas tampoco tuvo la difusión que ameritaba. En diálogo con el animador radial Julio Wajcman, dijo: “Soy un ególatra, y el político que diga que no lo es, miente”.
Del asunto me ocupé en su momento en una nota publicada por Norte donde contestaba al inefable ex diputado Guillermo Agüero, quien había intentado descalificar un artículo de mi autoría diciendo que era una “proclama antirrozista” escrita “desde el resentimiento”. La nota en cuestión, en realidad, estaba repleta de cifras oficiales que retrataban el tremendo atraso sufrido por el Chaco de la mano de la exitosa década aliancista.
La egolatría, según el diccionario de la Real Academia Española, se define como: “Culto, adoración, amor excesivo de sí mismo”. Y culto es, en una de sus acepciones: “Honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado”. Enlazando ambas definiciones, el resultado no puede ser más inquietante. Ni tampoco más esclarecedor.
Es obvio que para un ególatra, son inadmisibles el rechazo o la no sumisión. Incluso, un pronunciamiento ciudadano emitido en elecciones libres que le diga que la sociedad no lo quiere como administrador del Estado y que debe volver a su casa. Es lo que viene sucediendo desde septiembre de 2007.
No se equivocan los que le reprochan a Rozas no haber asumido que perdió catorce meses atrás. Su negación fue instantánea, en la misma madrugada del 17 de septiembre, cuando -rodeado de sus coreutas y con una sonrisa que apenas era mueca- intentó instalar la idea de que el ganador de los comicios era él, mientras todo el peronismo festejaba en la Plaza 25 de Mayo.
Seguro de que el Cielo no lo traicionaría, hasta se atrevió a desafiar a Capitanich en la TV nacional preguntándole si iba a aceptar una victoria radical en caso de que la dictaminara el escrutinio definitivo, por entonces en marcha. “Si el que pierde soy yo, voy a ser el primero en llamar a una conferencia de prensa para decir: ‘Señores, he perdido, felicitaciones a Capitanich’”, dijo mirando a cámaras en el programa “A dos voces”, del canal Todo Noticias.
Días más tarde, cuando el naufragio electoral quedó sellado, la conferencia de prensa prometida quedó reducida a una escueta “carta” hecha llegar a los medios. El amor religioso de Rozas por sí mismo le impedía hacer más.
La gente cambiaFue el inicio de una venganza que no tiene respiro, y que, efectivamente, cuenta las horas hacia el derrumbe soñado del que osó vencerlo. Es la instalación en la política de conceptos bélicos. Para el rozismo no hay adversarios, hay enemigos. Un enemigo es, por definición, alguien que no puede existir al mismo tiempo en nuestro mismo espacio. En consecuencia, se lo debe exterminar.
De ese razonamiento patológico se derrama el enfermizo espectáculo que se montó en el Chaco, donde los diputados de la Alianza votan desde finales de septiembre de 2007 todo aquello que abominaron mientras estuvieron en el poder. Los maestros del ajuste, del pago de salarios con bonos, de las infinitas “emergencias”, de la censura, de la destrucción de garantías constitucionales, del romance histérico con el menemismo, de la sodomización de la justicia, son ahora los épicos defensores de la mejora salarial permanente en el sector público, de la libertad de expresión y de todas las comas de la Constitución.
Ya ningún medio es suficiente. No basta con sumarle y sumarle gastos a la gestión actual buscando la asfixia financiera. Hay que acelerar el reloj todo lo posible. Si hace falta, que alguien caiga en una peatonal. Si es necesario, mucho más que eso.
No fallaron las encuestas que decían que Capitanich estaba 30 puntos abajo, ni fallaron los chupamedias que decían que en los pueblos la gente dormía besando las fotos del caudillo. No, el que se equivocó fue el destino, falló la vida, metieron la pata los cientos de miles de pelotudos que votaron sin darse cuenta de en cuál boleta estaba la sal de la vida y la luz de mundo.
“Falta poco, falta poco”, piensan alrededor de él. Repasan, y sí: falta poco. Los amigos siguen estando en los tribunales, listos para servir. También siguen en los organismos de contralor. Y hasta siguen en los medios, cobrando como antes o mejor, como siguen en el listado de contratistas y proveedores del Estado. El gobernador, mientras, parece creer que no hace falta limpiar la infección institucional ni volver a colocarle las vendas a la justicia. Al fin de cuentas, en los actos públicos todos cantan el Himno y parecen buena gente.
En verdad, no falta tanto. Sólo es cuestión de estar un poco más enfermos.
Sergio Schneider
Comentarios
sobre la nota sobre "el ángel" (el susodicho bien podría ser un habitante del verdadero sentido de la frase atribuíada a un comisario porteño cuando definió "el café de los angelitos"...) es cierto que aún existe una maquinaria rozista en el estado.
Rozas, como Menem, dejó el campo minado.
No es fácil desandar.
La más rápida forma de desarmar de una vez todo es con un Gobierno revolucionario.
Y no estamos ante tal realidad.
Y es precisamente porque la mayoría ciudadana piensa en otro sentido.
¿qué pasaría si el gobierno de buenas a primeras provoca cambios fulminantes?
Basta pensar el lío que se armó por la 125.
El fenómeno del rozismo tiene anclajes más profundos que superan lo meramente político partidario.
¿Nos acordamos como Rozas, Ayala y Cía apoyaron al "campo"?
No lo hicieron porque sí nomás.
Está en nuestra sociedad anidado un carácter reaccionario que encaja perfectamente con el rozismo.
Aquel conflicto con los patrones agroganaderos mostró claridad con divisoria de aguas, se vió claramente como los grandes medios (como el grupo Clarín) y ciertos locales se abrazaron a la Sociedad Rural y Cía. Y como reeditaron viejas consignas de los 50/60 para consumo de la tilinguería de medio pelo.
¿Alguien tomó nota de la llegada del ex carapintada Obried a juntarse con Szimula acompañado de Arévalo?
No va ser fácil desandar no solo el rozismo, sino redescubrir y poner andar la cultura democrática, nacional y popular.
Porque sin una revalorización de nuestra identidad, de reapropiarnos de lo que nos negaron, de tomar la cultura como modo de actuar en beneficio de la sociedad, en favor del más pequeño, no caminaremos mucho.
Por ello creo que la actividad desarrollada desde el Gobierno, con "Tete" Romero al frente de la subsecretaría es FUNDAMENTAL, creo que la madre de las batallas se libra allí. Porque un pueblo culto jamás será esclavo (decía Belgrano) y el despertar de nuestros derechos, saberes, el recuperar nuestra memoria, el saber que somos capaces de hacer nuestro destino, recuperando la política y abandonando es maliciosa idea incubada desde el "proceso": política=mala palabra; solo así se revierte con firmeza y se evitan no solo los "Rozas" sino todo aquel de igual traza.
A los "capangas" se los derrota con la belleza de la inteligencia.
Todavía en la mayoría de los medios no aprecia un espacio para el pensamiento nacional. Excepto Radio Nacional y canal 7 donde se puede escuchar y ver, aunque sea de vez en cuando, a mujeres y hombres difundiendo (por ejemplo) a Jauretche.
En la mayoría de los medios escritos, radiales y televisivos predomina la chatura, el escapismo, la falta de reflexión.
Un abrazo, Julio César.-
De un día para otro, de ser un dirigente del montón y gracias a las internas del Peronismo, el ángel se hizo casi dios, durante los larguísimos años de complicidades innumerables
de tanta buena gente y de la otra.
Es más, llegó a ser " el dirigente más peronista del Chaco" en aquellos años tan mediocres para la Política Chaqueña.
El " Grandote " nunca dejó de ser un pigmeo político.Lo que pasó es que, entre su complejo de inferioridad y los miles de
repentinos radicales, progresistas,ex peronistas y todo el bandidaje de cualquier laya, hicieron el cóctel explosivo que habita en la cabeza del pequeño político que nos ocupa ( y preocupa).
Y encima...no perdió. Pero " ganó él ", en 1995.
Lo que perdió es la cabeza.
Egolatrá, mitómano, resentido,enaje nado y otras patologías de la misma veta.
Aún hoy, desde - vaya uno a saber - qué lugar del "cielo" , Rozas habla del Gobernador y sus ministros como " estos chicos".
No creo que vaya a prisión, pero se aproxima aceleradamente a las puertas del manicomio.
El radical auténtico de base tiene códigos y sabe convivir con el justicialista. Son ellos los que custodian ideales de justicia y son los que tendrán el coraje de oponerse a tanta soberbia.
Hacía falta el recambio y la inteligencia colectiva pudo más que la prebenda.
Sueño el día que dejemos de encabezar las encuestas de pobreza y exlusión.. y tengo la certeza que con la gente de los ultimos doce años vividos, no lo lograremos, tienen mucha responsabilidad en la realidad de nuestro Chaco..QUE SE DEJEN DE JODER!
Certero y Equilibrado como siempre.
Hace que los peronistas podamos analizar con sentido autocrítico de vista hacia el futuro.
Soy de los que creen en que la Democracia se cura con más Democracia y éso depende de los nuevos dirigentes nacidos del 1983 en adelante, que sepan ejercer la libertad con responsabilidad.
Angel fué producto de un momento político, no sé si necesario o no, pero estoy seguro que FUE (por suerte).
Cuando terminaron las elecciones y se confirmó el triunfo de Capitanich, con un grupo de amigos discutíamos sobre el futuro del Angel. Ellos, quizas mas conocedores, apostaban por un Rozas poniendose al frente de la UCR e incluso encabezando una futura lista de candidatos a diputados en 2009. Yo en cambio, quizas mas inocente, apostaba por ver a Rozas en un escenario similar al que viviera Menem, con el rechazo popular adonde fuera.
Algunos hechos me dieron la razon a mi, por ejemplo que sólo "diera la cara" por carta, hace pensar que tiene miedo a ese rechazo popular.
Sin embargo, me apena ver a la distancia que ni el pueblo chaqueño tiene la suficiente madurez que en su momento demostró el pueblo argentino con el ex presidente; y lo peor, la clase dirigente chaqueña que se razga las vestiduras para "defender a la provincia", no tienen el más mínimo recelo a la hora poner palos en la rueda, ya no a un gobierno, a todo el Chaco, con tal de llevar agua para su molino.
Ojala no se llegue a lugares sin retorno, el ataque a Fabricio de alguna manera lo fue. ¿Hay un límite? ¿Tienen un mínimo de conciencia? ¿Entenderán que la corrupción y el mirar para otro lado MATA, SE COBRA VIDAS? ¿Que tenemos que hacer como sociedad para que ese concepto se entienda?
ME DUELE RECONOCERLO, PERO ME EQUIVOQUE, EL ANGEL NO ESTA MUERTO, ESTA MUY VIVO ALIMENTADO ADEMAS POR EL ODIO Y EL RENCOR. Y DESDE AHI, VIENE POR MAS.
Una lectura tan textual de lo que se cierne sobre nosotros, que parece imposible que nadie advierta el peligro y decida escribir el final del Ángel en tanto él avanza en la cuenta regresiva...
En verdad, no falta tanto. Sólo es cuestión de estar un poco más enfermos… acelerar el reloj todo lo posible. Si hace falta, que alguien caiga en una peatonal. Si es necesario, mucho más que eso
Francamente desolador…
Se tienen que terminar los atropellos de "caudillos de plástico" que tienen su poder en base a la caja que le permitimos forjar espúreamente siendo una sociedad contemplativa que no se anima a llamar a las cosas por su nombre, el que rooba es ladrón, el que engaña es mentiroso el que estafa es mentiroso y el que agrede es un violento, en cualquiera de sus formas y aunque pretendan disimular sus métodos (a veces, otras ya no les importa), al pan, pan...
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