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La cantante y guitarrista Lucía Ceresani, figura saliente de la música surera y nombre repetido en el Festival de Cosquín desde 2001, llegará este sábado a la séptima noche de la 64° edición del encuentro folclórico con señas de un nuevo repertorio como una versión de “El niño”, de La Delio Valdez, porque, según anuncia, “siento que es el momento de abrir el abanico”.
Confiesa la rubia vocalista y docente: “Lo que hago tiene su ADN incorporado pero me parece que esta renovación la estaba necesitando como una manera de cambiar un poco el aire sin salirme del todo del canto surero”.
Durante una entrevista con Télam, Ceresani apunta a Télam que “‘El niño’ es una canción que está afuera del repertorio folclórico pero que tiene una letra y una melodía que a me impactaron mucho y me dieron ganas de grabarla con un aire de loncomeo, una cosa medio patagónica. Una aventura que de alguna manera inicia otra etapa en mi camino”.
El tránsito estético de esta artista oriunda de la ciudad bonaerense de Berazategui está fuertemente ligado a las especies de la música surera (huella, triunfo, milonga, loncomeo y estilo, entre más) desde donde construyó un lugar propio con media docena de álbumes (desde “Huellas del sur”, de 2001 a “De pampa a cielo”, de 2015) y una solvente presencia en escenarios del país.
Con ese pulso hondo y sentido, la intérprete que llegó a la consideración general apadrinada por Argentino Luna, consiguió que el género que cultiva y que por su carácter austero y reflexivo esté marginado en la propia escena nativa, se sostenga dentro de la paleta folclórica de los festivales.
A horas de una nueva presencia en la máxima cita folclórica en el contexto de una variadísima velada donde también actuarán Guitarreros, Raúl Barboza, Paz Martínez, Los Nocheros y Diego Torres, la nueva etapa sonora de Lucía se liga a su vinculación con la productora Plan Divino de Abel Pintos.
La presentación junto a Abel Pintos.
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Por ese lazo, en el cierre de la anterior edición coscoína, Ceresani se integró al set de Pintos y juntos compartieron una versión de “Stephanie”, de Alfredo Zitarrosa, canción y dupla que ella sueña con integrar al séptimo disco que está elaborando bajo la tutela de la dupla Marcelo Predacino-Nicolás Guerrieri.
-¿Cómo se dio ese encuentro con Abel Pintos?
-Ya veníamos hablando hacía mucho tiempo y yo tenía el sueño de cantar con él y cuando apareció su invitación para cantar juntos “Stephanie” acepté enseguida y fue algo maravilloso porque, además, la Plaza Próspero Molina nos regaló un silencio impresionante. Y después, trabajar dentro de esa estructura que tiene Abel es como que me dio un empujón para dar este paso en mi música.
-¿Te da temor salirte un poco de un género con un público tan fiel?
-Tengo un público muy fiel y que a través de los años siempre acompañó, por eso el desafío de hacer algo nuevo lleva mucho tiempo porque tampoco quiero defraudar. En ese sentido la magia de Marcelo (también guitarrista de Pintos) también ayudó a que no nos salgamos demasiado del estilo, simplemente sumando alguna percusión o algún bajo, pero no más que eso.
-¿Ya pudiste dimensionar la respuesta de la gente a la aventura de hacer “El niño”?
– La verdad es que la gente reaccionó mucho mejor de lo que yo esperaba y eso que tenía mucho miedo de este cambio porque el público del canto surero es bastante estructurado. Tuve miedo durante muchos años de salirme y de defraudar de alguna manera lo que el público está esperando y lo que viene acompañando hace tantos años.
-¿Este Cosquín será especial por poner en escena esa novedad?
– Sin dudas, pero también por el desafío de conectar con públicos diferentes como el que puede ser el que va a escuchar a Diego Torres. El escenario de Cosquín no es cualquier escenario y lo tomo con mucha responsabilidad, con mucho compromiso, con mucho ensayo previo, con una preparación que garantice una entrega total.
Su versión de «El niño»
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Yo recuerdo que Mercedes Sosa decía que el único escenario que a ella le hacía temblar las piernas antes de subir era el de Cosquín y realmente es así por todo lo que se mueve alrededor del Festival, pero en mi caso con la primera nota de la guitarra desaparecen los nervios y una lo disfruta de una manera increíble.
-¿Cómo te hiciste cultora de la música surera?
– Mi papá y mi tío eran seguidores del canto surero y de todos sus grandes exponentes como Alberto Merlo, José Larralde Argentino Luna, Suma Paz, que sonaban en casa desde nuestra infancia y de alguna manera los fui incorporando y al momento de decidir el repertorio a cantar sentí que me encontraba cómoda y consustanciada en él.
-¿Fue un desafío mayor ser joven y ser mujer para meterte en un ambiente musical dominado por varones?
-Nunca sentí que hicieran diferencias por yo ser mujer, algo que a las primeras artistas como Nelly Omar, Suma Paz o Amalia de la Vega quizás sí les haya costado y hayan tenido esos obstáculos, pero a la vez abrieron el camino para que las que venimos a algunas generaciones después podamos transitarlo con normalidad.
-Una normalidad que incluye no mostrarse demasiado…
-Es parte del género musical que sea el canto el que vaya por delante en lugar de las pilchas pero para mí tiene que ver con un todo de imponer y generar ese respeto hacia lo que uno canta.
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Fuente Telam