El Stjarnan FC, un equipo de la liga de fútbol de Islandia, se hizo famoso en estos últimos meses por sus ingeniosas maneras de festejar los goles convertidos por el equipo. Sin embargo, serÃa justo recordar que no son los primeros en poner tanta organización en la cuestión, ni tampoco los más brillantes, y que el Chaco tiene aún con vida a un verdadero prócer de la materia: Raúl Polimani, un verdadero artista de la celebración en el fulbo.
Las nuevas generaciones poco y nada saben de él, aunque el Concejo Municipal tuvo la buena idea de nombrarlo Ciudadano Ilustre. A los 89 años, y con una envidiable lucidez, do Raúl recibió la noticia con la humildad de los grandes.
Un adelantado a su tiempo
Polimani inició su carrera futbolÃstica en 1938, en el Club Sarmiento. TenÃa 17 años, y aunque su llegada habÃa sido relativamente tardÃa, pronto comenzó a destacarse como wing derecho. "TenÃa una velocidad asombrosa en el pique corto, y una pegada de animal. Lo único que le fallaba con frecuencia era la punterÃa. Pero si la pelota iba al arco, habÃa un 80% de posibilidades de que fuera gol", recuerda uno de sus compañeros de generación, Benigno Cañete.
El buen juego de Raúl tranquilizó a su padre, Robustiano Polimani, quien en realidad habÃa metido a su hijo al club porque estaba espantado con la decisión del chico de tomar clases de baile y teatro en una academia que estaba ubicada a algunas cuadras de la estación de ferrocarril en la que hoy funciona el Museo de Ciencias Naturales. "¡Eso es cosa de nenas!", bramó el hombre en la discusión con su esposa, que consentÃa la vocación del joven.
Nadie sabe bien en qué momento Raúl se dio cuenta de que podÃa compensar su sueño frustrado de bailar ballet con esos módicos segundos en los que el festejo de un gol habilitaba rituales similares a los que se viven sobre un escenario.
Probablemente el registro más antiguo de todo esto sea un recorte del diario El Territorio, del 19 de abril de 1942, donde se lee la crónica del partido entre Sarmiento y San Fernando: "A los 27 minutos -dice el texto que guarda don Raúl- el marcador se desniveló merced a una imparable incursión de Polimani, quien desde un ángulo incordioso sacó un furibundo zapatazo que llegó a las mallas rozando el parante derecho del guardameta. Llamó la atención a los plateÃstas el festejo del delantero, que dio unos pasos con los brazos en alto y girando sobre su propio eje. Dicen los entendidos que era un fragmento de 'El lago de los cisnes'. No nos consta, ni al referee tampoco, ya que le sacó la amarilla".
A partir de allà se encuentran más relatos sobre las celebraciones de Polimani, que pareció animarse cada vez más a liberar su instinto artÃstico. En otras publicaciones se leen comentarios -algunos elogiosos, otros duramente crÃticos- al jugador. "Señor Polimani, la gente fue a ver Sarmiento-Don Orione, no su insoportable representación de Hamlet tras el 3 a 1", se decÃa en una crónica de 1947.
Poco a poco, y pese a la incomprensión de algunos entrenadores, de la mayorÃa de los árbitros y de parte de la prensa, Raúl se anima a profundizar su compromiso de conectar al más popular de los deportes con el arte. Su fama crece, y los estadios comienzan a llenarse de mujeres y hombres que nunca habÃan ido a las canchas pero desean ver las coreografÃas y representaciones del wing derecho.
Eso genera situaciones contradictorias. Cuando Raúl no convierte, su público se retira frustrado, y a veces manifiesta su insatisfacción abucheando los festejos clásicos de los demás jugadores. En cambio, si Polimani lograba marcar, su actuación era cada vez más osada y producida, su compromiso artÃstico cada vez mayor, y las ovaciones llovÃan sobre la gramilla. El jugador respondÃa a los pedidos de bises, y los hinchas llegados desde los arrabales futboleros insultaban, exigÃan que el partido continuara, cruzaban algunas trompadas con circunsepctos señores de saco, moño y prismáticos.
Un fenómeno inmanejable
La dirigencia de la Liga Chaqueña de Fútbol de aquel tiempo se encuentra con un fenómeno ante el cual no sabe qué hacer. Todos le reconocen a Polimani sus cualidades como artillero, pero ninguno de aquellos hombres educados en la ortodoxia escolar y familiar de la época aprueba sus festejos teatralizados. Además, en 1949 el festejo de un penal contra Independiente Tirol, en el que representa un fragmento de Romeo y Julieta junto al marcador central sarmientista, un rudo obrero mosaÃsta, genera un pequeño escándalo y el reclamo airado del arzobispado y de la Liga de Madres de Familia.
En los bares, en los paseos públicos, en las oficinas, Polimani se convierte en centro de una polémica que entretiene y rompe el aburrimiento de la ciudad. En 1950 las discusiones se reavivan cuando la Liga suspende al jugador por 15 fechas, a raÃz de haber arruinado la cancha de Estudiantes por festejar un gol con una representación de la liberación del pueblo judÃo en Egipto, para lo cual inundó el campo de juego a fin de hacer la división de las aguas del rÃo Jordán.
Con el paso del tiempo, el delantero logra que varios de sus compañeros se animen a sumarse a sus coreografÃas. Los entrenadores y los jefes de la hinchada lo acusan de "corromper" al resto del equipo. Además, llueven las crÃticas en agosto de 1957, cuando un festejo que representaba el bombardeo sobre Guernica termina con tres mediocampistas muertos y un marcador de punta gravemente mutilado.
En 1960, ya acercándose a los cuarenta años y pese a estar próximo a su retiro, Polimani es adquirido por el Bayern Munich. El pase se realiza en 37.000 dólares, un récord para aquellos tiempos. Raúl regresa a las tres semanas, y luego es demandado por el club alemán, que lo denuncia por no cumplir la relación contractual. Polimani para nada habÃa sido un fracaso: convirtió ocho goles en tres partidos. Pero el público lo miraba impasible y sin ninguna emoción haciendo Otelo, Crimen y castigo o el Don Quijote.
"Gente frÃa, muy frÃa", dice hoy don Raúl, afinando los ojos como si eso le ayudara a atravesar las brumas que rodean a los recuerdos. Del fútbol actual dice no querer ni opinar. "¿Messi el mejor del mundo?¡Ja! -exclama-. ¿Usted vio cómo festeja? AsÃ, asÃ", dice con tono burlón, y mueve la cabeza como un payaso, de hombro a hombro.Â
Video relacionado: Los herederos de don Raúl
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Comentarios
• ..."el 19 de abril de 1942, (...) el referee (...) le sacó la amarilla". Ya desde el principio, la benéfica influencia de las teatrales celebraciones de Polimani motivaron el progreso de los arbitrajes, al punto de que en la Liga Chaqueña comenzaron a usarse los cartones para indicar advertencia (y, suponemos, tambièn los de expulsiòn) màs de dos dècadas antes que en el resto del mundo, donde la Fifa los incorporò recièn despuès del mundial ’66, tras la discutidìsima expulsión de Rattin en el partido ante Inglaterra.
• ..."haber arruinado la cancha de Estudiantes (...) para lo cual inundó el campo de juego"... A partir de aquella representaciòn de don Raùl, comenzaron a desarrollarse seriamente los modernos sistemas de drenaje que al dÃa de hoy permiten jugar partidos bajo verdaderos diluvios, lo que a su vez facilita el cumplimiento de los compromisos publicitarios de la TV.
• "un festejo que representaba el bombardeo sobre Guernica termina con tres mediocampistas muertos y un marcador de punta gravemente mutilado". El jugador Polimani no sólo introducÃa el arte escénico en el fóbal, sino que también promovÃa la viceversación: este hecho inspiró la obra "El centroforward murió al amanecer", de AgustÃn Cuzzani, y la posterior pelÃcula de René Mugica (http://www.imdb.com/title/tt0193048/)
Y hay muchÃsimo más, pero debo terminar acà porque en la tele tiempo es tirano, ¿vio?...
A: Nos dice Yasduit, al responder al telegrama de despido, que donde dice "le sacó amarilla", se refiere a la fiebre, asegurando que el contagio de la enfermedad era un castigo habitual en los primitivos matches de aquellas décadas bravÃas.
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