El argentino primitivo que pisó esta región de Sudamérica no era nómade como muchos grupos contemporáneos con él, sino sedentario, y vivÃa de la caza, de la pesca y del Estado, señala un estudio realizado por cientÃficos de la Universidad Nacional del Nordeste.
El Hombre Argento vivió casi al mismo tiempo que en Asia y Europa habitaba el Hombre de Neanderthal. Era robusto, inteligente, bastante pajero y tenÃa un estilo de caza totalmente distinto al del resto de los homos de aquella época, ya que no atrapaba a sus presas con trampas ni las atacaba, sino que las engañaba con falsas promesas o directamente las coimeaba.
Ronald Jacinto Sesgon, el antropólogo que encabezó el equipo a cargo del estudio, explicó a Angaú Noticias que el Argento vivió unos 250.000 años atrás, y la mayor concentración poblacional se daba en la zona del Chaco y Corrientes. "Se regÃan por la ley del mÃnimo esfuerzo, al punto que en esos grupos habÃa una tasa de mortalidad muy alta por las infecciones testiculares que se producÃan de tanto rascarse las bolas", indicó Sesgon.
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Almas de artistas
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Por algunas pinturas halladas en cuevas, piedras y hojas canson número 5, se pudo saber que el Argento no tenÃa mayor interés por retratar manadas de animales ni rituales tribales, como sus pares europeos. "De manera casi excluyente, los argentos pintaban, sobre todo, culos de mujeres", dijo el cientÃfico.
Durante mucho tiempo, los investigadores se preguntaron por qué el Argento prácticamente no se movÃa de lo que hoy es el territorio nacional. Al cabo de una formidable tarea de recolección de datos de otras regiones del planeta, comprendieron que lo que sucedÃa era que los argentos se quedaban aquà porque no los tragaban en ningún otro lado.
Se tiene la casi certeza de que los argentos fueron los primeros humanoides en descubrir el fuego, hallazgo crucial en la historia del planeta, que sin embargo ellos mismos minimizaron porque lo que en realidad querian descubrir era el dulce de leche.
Aparentemente, fueron también los primeros en tener un sistema de escritura, muy básico y de pocos caracteres, pero que les permitÃa comunicar advertencias, algunas órdenes elementales y hasta ciertos pensamientos. En una roca de la zona de lo que hoy es Puerto Bermejo, por ejemplo, se logró descifrar una cadena de signos que ahora se sabe que significaba "Puto el que lee".
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El principio del fin
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La decadencia comenzó cuando un grupo minoritario se atribuyó el derecho a vivir de los demás y dejó de salir a cazar, ya que los otros debÃan tributarles partes de las presas que obtenÃan. "Pero como no habÃa cárceles, era muy difÃcil conseguir presas, jio jio jiooo", refirió Sesgon.
Los argentos que no pertenecÃan a la aristocracia dominante, además, comenzaron a depender cada vez más del Estado que formaban esas comunidades. Esa idea de Estado proveÃa de carne y agua a los argentos que no podÃan salir a cazar o a pescar por alguna razón excepcional, pero ellos fueron abusando del sistema. "ConseguÃan certificados médicos de favor, donde se decÃa que tenÃan enfermedades que les impedÃan conseguirse su comida, y con eso lograban que los alimentaran y mantuvieran los demás", comenta el cientÃfico.
Eso movilizó a un grupo de argentos a crear un órgano similar a lo que hoy conocemos como Poder Judicial, para que dirimiera los casos en que la ayuda comunitaria era obtenida por medios desleales. Los jueces fueron elegidos de entre la propia minorÃa gobernante, por lo que en realidad se dedicaron a cuidar los intereses del grupo más poderoso.
En un momento de la historia, todo el planeta comenzó a sufrir una crisis de productividad. El Argento que en ese tiempo conducÃa al resto dijo que se trataba "de un vendaval que no nos va a afectar en lo más mÃnimo, por la solidez de nuestra economÃa". Los argentos desaparecieron de la faz de la Tierra a la semana siguiente.
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Comentarios
Como decÃa Ortega y Gasset ."el hombre es el hombre y su circunstancia", es el argento en una circunstancia especial , en el Chaco en enero y a la siesta.
Necesito autorización a Angau para gestionar su publicación en la revista Caras.
Quedo a la espera.
A: La foto entró por error, RAR. Es de un usuario de Secheep a la siesta.
Después me acordé del desfile de gente que se suele ver en los bancos y - no sin tristeza - me hice la misma pregunta de siempre: cuánto nos falta para poder ganarnos el respeto recÃproco.
Pero calculo que pocos tienen esa respuesta. Yo no.
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