El mundo se sorprendió con la historia de Ana Catarina Bezerra Silvares, una mujer que logró autorización de la justicia brasileña para masturbarse cada dos horas en su trabajo, ya que logró demostrar que tiene una "compulsión orgásmica" que la sume en una profunda angustia si no se hace a tiempo una buena manopla. Sin embargo, hay historias similares en territorio argentino, que Angaú Noticias logró averiguar.
Mientras tanto, la fama es para Ana Catarina. Según cuentan los cables informativos, se trata de una mujer divorciada, de 36 años, quien tiene un problema neurológico que la impulsa a masturbarse con una asombrosa frecuencia. Ella misma relata que un dÃa llegó a hacerse ¡47 manuelas! "Comencé a suponer que eso no podÃa ser normal, y decidà pedir ayuda", dijo en una entrevista. Menos mal que "comenzó a suponer"...
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Rutina complicada
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AN se dirigió a Vila Velha, la ciudad en que vive Ana Pajarina. También visitamos el estudio contable donde trabaja y contra el cual pidió el amparo judicial. El fallo no sólo la autoriza a masturbarse quince minutos cada dos horas, sino que incluso le permite usar las computadoras de la empresa para ver "imágenes eróticas que alimenten su deseo" (en serio, esto no es joda, mirá el enlace de abajo).
"Buscamos a la señorita Bezerra Silvares", informamos al hombre que nos atiende en el mostrador de la oficina. "Está ocupada", nos contesta. Un gemido prolongado y potente, como si fuera un grito de victoria, llega desde detrás de unos boxes. "Se ve que ya se desocupó, espere y le aviso", nos dice el tipo.
En un par de minutos llega ella, con la frente perlada de sudor y algo despeinada. Nos pasa la mano pero preferimos darle un beso en la mejilla. "¿Vos me llevaste el corrector grande?", le pregunta el del mostrador. Ana se pone colorada. "La concha de la lora...", maldice el otro, frotándose la frente con la mano.
La mujer, con la que habÃamos concertado la entrevista telefónicamente, nos dice que lo mejor será hablar en el bar de al lado. "Acá hay mala onda", nos susurra.
En la cantina hay poca gente. Es de mañana y el aire huele a café. Pedimos un jugo de naranja. Nos traen los vasos sin más. "¿No puede ser con una pajita?", pedimos. Tarde nos damos cuenta del error. "SÃ", dice Ana, y ya está fregándose bajo la mesa con la pata de una de las sillas que no estamos utilizando. "¿Puede ser con una cañita para succionar el jugo?", corregimos, ya tarde.
AN: ¿Este problema suyo en qué momento apareció?
-Ya de grande, tenÃa 9 años maso. Me volaba la cabeza TribilÃn.
-¿Desde esas primeras experiencias ya tuvo la compulsión actual?
-No, era algo más moderado, de veinte pajas diarias no pasaba.
-¿No tenÃa problemas en la escuela?
-Me echaron de varios colegios. DecÃan que el mástil era para la bandera y nada más.
-¿En su casa la apoyaban?
-Mis primos sÃ.
-Me llamó la atención en sus declaraciones que dijera que recién ese dÃa de las 47 manoplas "comenzó a suponer" que tenÃa un problema.
-SÃ, me asusté, hasta ahà de 44 no pasaba.
-Imagino que todo esto alteró no solamente a su vida laboral.
-SÃ. Lo que más me dolió fue tener que dejar de tocar el piano.
-Claro, no le da el tiempo.
-No, se me gastaron por completo el dedo Ãndice y el anular de la mano derecha.
-¿Su divorcio también tuvo que ver con esto?
-SÃ, él no pudo soportar que dejara el piano.
-Ahora que su caso salió a luz, en esta ciudad todo el mundo la conoce y sabe su historia. ¿Cómo la tratan?
-Mal. Acá nadie te tira una mano.
-¿Es cierto que va a sacar un libro contando su vida?
-SÃ, con prólogo de Fernando de la Rúa.
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Otros casos
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AN pudo determinar otros casos llamativos que tuvieron una resolución judicial, todos ellos en nuestro paÃs:
Mariano Llamarque, Neuquén: Logró demostrar que todos los dÃas necesitaba -en su horario laboral- empomarse en cuatro a alguna mujer rubia y de rulos, porque de lo contrario un terrible sarpullido le invadÃa le espalda. El hombre era portero en un convento que ahora funciona como bar temático.
Ignacio Pentero, Córdoba: Por motivos clÃnicos no precisados claramente, todos los dÃas, entre las 10.45 y las 11.23 de la mañana, padece una intensa comezón en la punta del choto. La justicia le permitió rascarse fregándose las manos sobre el pantalón mientras trabaja de mozo en un restorán.
Gabinete de Jorge Capitanich, Chaco: Todo el equipo de ministros y secretarios del gobierno del Chaco logró un amparo judicial para rendir homenaje a Ana Catarina Bezerra Silvares, "como modo de profundizar la hermandad argentino-brasileña y potenciar los vÃnculos del Mercosur". El fallo es al revés del de Vila Velha: los funcionarios trabajan quince minutos cada dos horas y el resto es fliquifliqui.
Natasha Bergessio Alcón, Santa Fe: Odontóloga de la salud pública provincial que logró una medida judicial que le permite atender pacientes colocándose broches de metal que le aprietan los pezones, ya que demostró que eso, además de excitarla, le mejora el pulso.
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Ampliaremos.
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ArtÃculo relacionado: Y rasguuuuñaaa las pieeeedraaasss
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Comentarios
Tambien sospechamos de las reuniones de Jefes, donde los resultados demuestran que es un padecimiento común en las altas esferas jerárquicas.
PD. Eso si, las uñas las llevs bien cortas...
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