Listo, llegó 2015. Los brindis del 31 ya son pasado, y los deseos que tanta gente nos tiró en pos de que tengamos "un gran año" no parecen resolver por sà mismos todas las expectativas que nos hicimos.
Por ejemplo, ya se consumieron varios dÃas de enero y todavÃa no estamos durmiendo al lado de Zaira Nara ni en el laburo se dieron cuenta de que nos merecemos ganar el triple que lo que nos vienen pagando.
Por eso, Angaú Noticias consultó a un especialista acerca de cuáles son los aspectos a considerar para no arruinarse a uno mismo el año recién estrenado. Al menos no en enero.
"Es verdad, en esta época la gente empieza a vivir el nuevo perÃodo con algo de frustración, excepto que esté realizando un viaje de vacaciones espectacular o haya logrado realizar una transacción muy esperada. Para el resto, enero puede ser un mes de decepciones. Conviene, por eso, tener una actitud muy positiva, para que recién en julio o agosto nos estemos dando cuenta de que seguimos siendo los mismos soretes de siempre", indica el psicólogo Mario Kardigan.
El profesional dirige el Centro de Tratamiento de la Ansiedad, un novedoso instituto terapéutico que está en las afueras de Resistencia y que actualmente no cuenta con pacientes. "Creo que nuestro error fue apuntar al mercado de la ansiedad, porque nos estamos dando cuenta de que es gente que no se banca ni siquiera viajar veinte minutos en auto para llegar acá", admite Kardigan, que aprovechó el tiempo libre para marcar las siguientes recomendaciones.
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Moderar las metas. "Un defecto de cada fin de año, quizá por efecto de la euforia que se vive en los últimos dÃas de cada diciembre, es fijarnos metas demasiado ambiciosas, como por ejemplo tener una vida digna", dice Kardigan, que advierte que ello es "una actitud riesgosa que deja todo servido para la frustración".
"Lo aconsejable -dice- es ser más prudentes y modestos en los objetivos que nos fijamos. Empecemos por cosas que nos resultan necesarias pero que no nos representen esfuerzos extremos. Por ejemplo, cambiar las cortinas del baño o poner el clavito que le falta al picaporte de la puerta de la habitación de los chicos para que deje de girar en falso. Después de hacerlo, estaremos en mejores condiciones de ver si podemos concretar la idea de aprender a manejar, competir en Fórmula 1, levantarla a la princesa Car".
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Los vÃnculos familiares. A veces, la cuenta pendiente que traemos del año anterior, y del pasado en general, tiene que ver con vÃnculos familiares que quedaron rotos o severamente dañados. En eso también conviene ir de menor a mayor.
Kardigan recuerda que en una ocasión atendió a un hombre que cargaba con una pesadÃsima mochila de angustia y traumas a raÃz de que su madre no le hablaba desde los cinco años de edad, a raÃz de una travesura infantil (lanzó en Navidad rompeportones contra su abuela, que sufrió un infarto y murió).
"Lo peor es que este hombre seguÃa viviendo en la casa de su madre - recuerda el profesional-, por lo que el acto de desprecio de ella, al no dirigirle la palabra, era constante, cotidiano y directo. Pasaron 38 años y ella seguÃa sin hablarle. Le cocinaba, le planchaba la ropa, pero no le hablaba. Conseguà que él se diera cuenta de que no debÃa esperar una reconciliación como de obra literaria, gozosa y total, sino que debÃa conformarse con al menos restaurar parte del vÃnculo. Y asà logró que ella, al menos, de vez en cuando le dijera hijo de puta malparido. Fue algo liberador para él".
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El amor. Oh, sÃ, el amor. Es un actor central de las frustraciones de inicios de año.
"Es el tÃpico caso -señala Kardigan- del abandonado serial que en medio del sopor dulce de los brindis cree que el nuevo año vendrá con una mujer leal y soportadora bajo el brazo, y ya para Reyes se da cuenta de que lo siguen dejando hasta las muñecas inflables. En estos casos yo sugiero, y obtengo muy buenos resultados, que haya una intensa introspección de perfil artesanal en material de nexos amatorios. O sea, que se pajeen a lo loco".
Kardigan, en ese sentido, reivindica abiertamente el valor terapéutico de la masturbación. "Una mano nunca cuestiona, nunca traiciona, nunca dice que no se siente contenida", apunta.
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La valoración personal. Es otro punto determinante en la lucha por asociar el cambio de almanaque con una renovación vital. "Se suele decir -menciona Kardigan- que si no nos sentimos bien con nosotros mismos, no podremos sentirnos bien con nadie más. Eso lo dicen los depresivos que nunca la tuvieron en cuatro a Belén Francese jio jio jiooooo".
Tras la penosa broma, Kardigan se compone y retoma su tono doctoral. "Hay mucho de cierto en esa afirmación -dice-. La autoestima juega un papel clave en la fortaleza de nuestras expectativas y proyectos. Es, podrÃamos decir, el combustible de nuestros sueños... Bueno, no es tan asÃ, pero esta frase queda espectacular, y escuchármela me hace sentir muy bien".
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En general, Kardigan recomienda tomarse el cambio de año "con calma y con expectativas criteriosas. Hay que ir paso a paso, sin apresurarse. Para descubrir que la vida es una mierda siempre habrá tiempo".
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