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La «apropiación» del podcast por medios comunitarios y colectivos sociales es el centro del libro coordinado y publicado por los investigadores Ernesto Lamas y Gastón Montells, titulado «Poscat. El podcast después del podcast», que refleja cómo la habilidad de radios sin fines de lucro «de inventar las condiciones de su existencia» confluyó y favoreció la exploración de un formato que expresa «una continuidad» de la radio pero que -a la vez- tiene una forma diferente de escucha.
«Los medios comunitarios siempre se vieron en la obligación de inventar condiciones de existencia y autonomía, de ser creativos a la hora de diseñar la gestión, sus programaciones, la sostenibilidad, la búsqueda de audiencia. En esos contextos, las radios comunitarias se propusieron hacer todo lo que estuviese a su alcance y un poco más para expandir sus contenidos», explicó Lamas, fundador de FM La Tribu, en diálogo con Télam sobre el nudo de esa estrecha relación entre podcast y medios sin fines de lucro.
«Poscat. El podcast después del podcast»
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El libro «Poscat. El podcast después del podcast» es un libro «desobediente», según define Montells, docente y exdirector de La Tribu. No sólo se lee sino que también se escucha (por todos los contenidos que aparecen sugeridos en su texto) y se ve. Porque presenta un despliegue gráfico inusual para la industria del libro en un tiempo de desabastecimiento de papel y crisis económica.
«Queríamos que el libro siendo tan nuevo parezca usado. Para invitar rápidamente a intervenirlo, hacerle comentarios, subrayarlo, ocuparlo todo con reescrituras. Con Anabella y Gabriel de ‘El Fantasma de Heredia’, quienes realizaron el diseño, imaginamos una publicación muy visual, justamente en homenaje a la sonoridad, a esa construcción de imágenes que tiene la elaboración radiofónica. Y con mucho movimiento. Que pueda ser un libro bailable, que no necesariamente haya que leerlo de corrido aunque tenga un orden premeditado y sugerido», adelantó Montells. El libro está disponible en el siguiente sitio web.
– En el libro se cita que el primer podcast de una radio argentina fue publicado por FM La Tribu el 17 de julio de 2005. ¿Los medios alternativos y comunitarios fueron un espacio que alentó especialmente la experimentación y, con ello, el desarrollo del podcast?
– Ernesto Lamas: Los medios comunitarios siempre se vieron en la obligación de inventar condiciones de existencia y autonomía, de ser creativos a la hora de diseñar la gestión, sus programaciones, la sostenibilidad, la búsqueda de audiencia. En ese momento en La Tribu no sabíamos que habíamos sido la primera radio argentina en publicar un podcast ni tampoco nos lo habíamos propuesto. Fue parte de un proceso de experimentación constante. El primer podcast publicado empezaba diciendo: «La tecnología sirve para decirle al mundo que no estamos de acuerdo». Ese no estar de acuerdo significaba muchas cosas desde la perspectiva comunitaria y alternativa. La posibilidad de explorar un formato que de un modo analógico y artesanal las radios comunitarias venían haciendo con producción de programas atemporales que se grababan en estudio, pasaban a casetes y enviaban por correo a decenas de otras radios para que lo pusieran al aire. Ese precedente podría ser nombrado como «el podcast antes del podcast». Además de la pasión sonora por indagar sobre las nuevas tecnologías de la comunicación y la capacidad de incidencia a través de ellas en La Tribu creímos que radio y podcast eran uno pero no lo mismo y permitían construir un proyecto transmedial y simultáneo donde se complementan, se fugan hacia sus propias especificidades y en la búsqueda de otros interlocutores. Uno y otro son una continuidad y no una réplica.
T: ¿Qué mirada tiene de cómo las principales radios comerciales abordaron el formato del podcast?
EL: No se puede generalizar pero sí marcar tendencias y una buena parte de las radios comerciales utilizan al formato como una repetición de contenidos emitidos al aire y no realizan producciones especiales. Hacen recortes de segmentos, entrevistas, editoriales o columnas de los programas habituales que consideran importantes para fijar la identidad de la radio o de sus conductores y lo presentan como un contenido aparte. Nosotros no somos sommeliers de podcast pero tenemos nuestras preferencias y creemos que por sus condiciones de producción y de recepción el podcast permite realizar contenidos elaborados, precisos, muy detallados. No importa si son de música, física cuántica, la historia de las radios comunitarias o de análisis político. El podcast puede tener una narración usando todas las posibilidades de la sonoridad porque se escucha de modo muy distinto a como se escucha la radio, que al ser en vivo es más inmediata, efímera, espontánea, incluso accidentada y perecedera. El podcast permite producir para durar y llegar a destinatarios que demandan otra exigencia de elaboración, que no son necesariamente locales sino que permiten dialogar con y desde cualquier parte del mundo. En el libro destacamos a los medios comunitarios que en su búsqueda por lograr nuevas audiencias e instalar otros temas y protagonistas se preocupan por producir podcast de calidad, intentando contar otras historias muchas de las cuales están alrededor. Proponemos salir del encierro que a veces inducen los estudios de grabación y mirar y escuchar otras fuentes y protagonistas.
– ¿Qué valor le dan al debate para ubicar en estas producciones dentro de una categoría (podcast, radio…)? En un momento del libro citan un trabajo de Amarc que establece 14 formas no tradicionales de hacer radio. En otro dicen «Si se autopercibe podcast, es podcast». ¿No es importante en esta etapa llegar a una conceptualización precisa?
– Gastón Montells: El libro documenta una perspectiva, la del podcast social y una apropiación, la del modo en que esta oportunidad narrativa es utilizada por las prácticas de los colectivos sociales para continuar su enunciación pública en las superficies digitales y de esa manera aumentarse como proyectos. El mismo nombre del libro anuncia ese uso y se permite un atrevimiento. «Poscat» está mal escrito a propósito. Como una manera de aproximarse a nombrar una práctica que en los territorios comunitarios es fundacional de la autonomía comunicacional desde la gestión colectiva. Además, en la parte superior de las páginas hay definiciones que fuimos relevando de las dinámicas de los talleres donde las y los participantes elaboran sus propias maneras de contar qué es un podcast. Nos gusta pensar que el libro está ahora mismo escribiéndose a partir de las lecturas y las intervenciones que los y las lectoras hacen en él. Así del mismo modo se elabora una categorización comunitaria. A la vez las organizaciones sociales, y en ellas las radios alternativas sin fines de lucro, vienen produciendo no sólo contenidos sino también sentido y reflexión conceptual con la autoridad de su protagonismo histórico. Respecto al podcast, hace casi 20 años que las radios comunitarias son audaces realizadoras de episodios sonoros pero también de los marcos teóricos para abordarlos. El libro vincula y combina esos dos universos: aquel donde las y los realizadores definen su propia práctica de podcasting y aquel otro donde se comparten pistas precisas, herramientas, técnicas y recomendaciones probadas para producir contenidos sonoros atemporales elaborados a demanda. Nos gusta decir que radio es todo lo que se parece a la radio. Del mismo modo el podcast y todas las escuderías de la oralidad comunitaria.
– El libro es producto de un trabajo colectivo y enhebra diferentes lenguajes, de la narración, la teorización al manual práctico, ¿Cuál es la circulación que imaginaron y qué respuesta han tenido hasta el momento?
– EL: Efectivamente el libro es todo eso. Una narración colectiva, un manual práctico, la sistematización de una perspectiva, las anotaciones regionales alrededor de un formato de enunciación oral. Tiene el diferencial de ser un libro sobre un tema del cual prácticamente no hay libros, diseñado de una manera que no es habitual, para compartir una perspectiva sobre las historias que no se cuentan y que por eso mismo quisimos contarlas colectivamente. Un libro del que esperamos nazcan otros libros. Que circule en espacios de producción, se discuta en las universidades pero también en las escuelas y en organizaciones sociales, se use en las radios y sobre todo acompañe las iniciativas de quienes deciden empezar un proyecto sonoro. Está siendo un libro que provoca lo que esperamos de una publicación: movilizarnos.
– El libro se publica en un momento donde se pone en cuestión toda forma de fomento a la cultura y los medios de comunicación. ¿Qué desafíos entienden prioritarios en el presente y qué riesgos observan en el campo de los medios?
– EL: El riesgo principal es que se deteriore la democracia y los derechos conseguidos en los últimos 40 años en materia de libertad de expresión. Las radios comunitarias soportaron 25 años de alegalidad, desconocimiento y marginación por parte del Estado nacional y en 2009 luego de años de lucha junto a sindicatos, academia, comunicadores y redes de medios populares se consiguió la aprobación de la Ley de Comunicación Audiovisual. Incluso cercenada por el gobierno macrista esa ley reconoce el derecho de los medios comunitarios, les reserva espectro y los apoya con un fondo de fomento. No solo en Argentina sino en buena parte del mundo el derecho a la comunicación de la ciudadanía tuvo avances significativos en la última década y en la conciencia ciudadana está cada vez más reconocido y consolidado. Retroceder en esos derechos sería un debilitamiento de la democracia y un recorte a la libertad que tanto se proclamó en campaña de modo ambiguo. Este libro es también una manera de aumentar la conversación pública sobre estas preocupaciones y desafíos. Sobre la posibilidad que tenemos de permitirnos existir comunicacionalmente de acuerdo a nuestras identidades, deseos y sentidos.
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Fuente Telam