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Más allá de las experiencias inmersivas o la realidad virtual y aumentada o los robots, la inteligencia artificial se suma a los museos desde atracciones como un Van Gogh que conversa con el público hasta una etérea Ai Wenwen como guía virtual del Museo Nacional de China que da cuenta del inmenso patrimonio de la civilización asiática, confirmando la inauguración de un tiempo de humanos incorpóreos que aprenden sobre la marcha.
Así como la película «The Time Machine» de 1960 no podría haberse imaginado con la incorporación de un personaje como el bibliotecario holográfico, que explica la historia futura a un atónito viajero del tiempo, en la versión de 2002, el desarrollo de la Inteligencia Artificial con toda su complejidad de aplicación, tal vez, tampoco se concebía hace pocos años como una herramienta dedicada a ampliar la visiones de mundo de artistas o patrimonios y paralelamente, aprendiendo en la interacción humana.
Y si bien existe una gran distancia con las versiones cinematográficas basadas en la novela de 1895 de Herbert George Wells, los desarrollos tecnológicos profundizan esas ideas iniciales mutadas en una inercia decantada en este nuevo siglo con sus robots, hologramas y vida inteligente no humana, permeados en los museos, que se mueven por el «camino del medio» entre utopías y catástrofes.
¿Qué pasaría si se pudiera conversar y pedir consejos o desambiguar historias a artistas como Marta Minujín o un Luis Felipe Noé virtuales, entre tantos otros? Pero sobre todo, ¿qué podría preguntársele a un disruptivo Alberto Greco, a un esotérico Xul Solar, a un Benito Quinquela Martín y su soñada La Boca o a personajes históricos?
Dos ejemplos sirven para dimensionar los comienzos de la interacción con estos humanos virtuales dotados de IA, aunque no sean locales: uno es la experiencia de hablar con el pintor postimpresionista neerlandés Vincent van Gogh (1853-1890) como es la experiencia ‘Hello Vincent’ propuesta por el Museo de Orsay de París; en cambio, los guías Ai Wenwen y Tong Gujin introducen al público en la historia desde las colecciones del Museo Nacional de China.
Tras la pandemia y con una concepción de museo que quedó más desfasada de su objetivo social, el gran interrogante parece ser ¿cómo volver a seducir al público?, sobre todo cuando las diferencias generacionales son tan marcadas por el uso de distintas tecnologías, hábitos y modos de lectura. ¿De qué manera hacer atractivos los museos y posibilitar formas novedosas de abordar colecciones y exposiciones? Sobre todo para museos que deberían estar conectados con su comunidad, se preguntan algunos expertos.
Una respuesta es la creación de «seres humanos digitales». Personas que no son ajenas a un mundo virtualizado de avatares y metaversos y juegos en línea, por ejemplo, una constelación desde donde los museos actualizan sus modos de mostrarse y aggiornarse a un lenguaje en común con su público, democratizando el saber y afirmando la tradición histórica y la identidad como vía.
Y por sobre todo, acercando al público joven a muestras y colecciones, o al menos este parece ser en gran medida el objetivo del país asiático, por ejemplo.
Entonces, mientras el artista pinta el cuadro «Campo de trigo con cuervos», vuelto a inmortalizar por el cineasta japonés Akira Kurosawa en «Los sueños de Akira», Van Gogh conversa con el público.
La aplicación «Bounjour, Vincent» responde preguntas que se le realizan en base a un algoritmo entrenado con el intercambio epistolar de unas 900 cartas, donde el artista hablaba de su vida y obra. Si bien las repercusiones cuentan ciertas limitaciones y errores de este modelo humano virtual, la propuesta es parte de un sueño hecho realidad, además de estar enmarcada en la exposición «Van Gogh in Auvers-sur-Oise: The Final Months». La muestra, que estará hasta los primeros días de febrero y tiene completo el cupo, aborda los últimos trabajos realizados por el pintor antes de su «suicidio», en los dos meses que pasó en el poblado francés de Auvers-sur-Oise.
«Bounjour, Vincent» desarrollado por Jumbo Mana, una «startup» especializada en IA Generativa, relacionada con los comportamientos y el lenguaje humanos que da vida a personajes virtuales inteligentes y autónomos, tuvo además la colaboración del historiador del arte Wouter van der Veen.
La propuesta invita a un encuentro único y personalizado entre los visitantes y el pintor por medio de una computadora con pantalla interactiva y micrófono, y como destacan desde el museo la experiencia permite tener el bot de Van Gogh «lo más cerca posible de su personalidad y conocimiento, de una manera tan divertida como educativa», según citaba RT.
A su vez, la iniciativa del museo cuya colección comenzó en el siglo XIX es parte del esfuerzo por afirmarse como institución en la contemporaneidad porque como indican «las colecciones están vivas: evolucionan constantemente».
Con motivo del 110 aniversario del Museo Nacional de China (MNC), se presentó en julio de 2022 a «Ai Wenwen» que oficia de guía con fisonomía humana, creada por la institución museística de Beijing junto al gigante tecnológico Tencent.
El objetivo de esta creación es acompañar al público en un acercamiento novedoso a la colección patrimonial del museo cuyo único edificio cuenta con casi 200.000 metros cuadrados.
Creada con Inteligencia artificial, la nueva humana virtual es representada como una joven mujer más allá de ir actualizando y enriqueciendo su conocimiento en función de los más de 1.4 millones de objetos antiguos y modernos del acervo del museo entre los que se destacan libros raros y antiguos, obras de arte, y se incluyen unas 6.000 reliquias culturales.
En sí, la importante institución «recoge, investiga, exhibe e interpreta testimonios representativos de la historia, cultura y artes chinos» abarcando los 5.000 años de historia de la civilización china al presente.
Iniciado el primer contacto por medio de vídeos cortos, Ai Wenwen tiene como capacidades «escuchar, hablar, leer y escribir» en base a «la nueva generación de tecnología de interacción multimodal humano-computadora de Tencent», como informa la empresa.
Impulsado por la IA este «humano digital inteligente» es semejante en imagen a una persona real con sus expresiones faciales realistas, así como la sincronización de los movimientos de los labios con la voz además de contar con «la capacidad de expresar emociones y comunicarse», agregan.
«Ai Wenwen», cuyo nombre combina los significados de IA y amor, por un lado, y «Wen», que significa literatura, texto, por el otro, es presentada como una joven con vestimenta moderna o en traje tradicional, «mira, escucha y se mimetiza orientando al público» al que acerca «a piezas milenarias en las que descubrir nuevos detalles en los que no nos fijaríamos a simple vista», destacaba hace unos días el medio español RTVE.
Este recurso tecnológico de la IA y la tradición combinados responden, en parte, al mandato oficial de «subir a la nube, usar lo digital y potenciar la sabiduría».
La otra «persona» es Tong Gujin, un joven, cuyo nombre simboliza la IA y representa la comunicación entre historia y realidad, y fue presentado hace un año, creado junto a la empresa Fintop Digital Creation a cargo de la modelización en 3D.
A su vez, el personaje de Ai Wenwen viene a complementar el mundo de «los humanos digitales» que ya están presentes en la sociedad china en la cual con el desarrollo de la IA y la realidad virtual es muy frecuente verlos «en lugares de interés cultural y turístico prestando servicios personalizados».
«La aplicación de humanos digitales se está convirtiendo en una nueva tendencia en la digitalización de la industria cultural y turística», afirman especialistas en el periódico chino El Diario del Pueblo sobre un fenómeno que viene tomando impulso desde hace un par de años por lo menos.
Por otra parte, el uso de los humanos o personajes virtuales busca llegar a las jóvenes generaciones que están más familiarizadas con este tipo de interacciones con avatares.
Según algunos medios, el modelo toma como inspiración a las Apsaras voladoras las cantantes y bailarinas celestiales de los murales de las Grutas de Mogao en Dunhuang, de la provincia noroccidental de Gansu, a partir de la cual fue creada «la doncella virtual Tianyu para dar a conocer al mundo el patrimonio y la cultura chinos», algo que acompaña el itinerario del centenario museo.
En noviembre pasado Ai Wenwen tuvo la capacidad de hacer que las reliquias culturales cobraran vida, asombrando al público, destacaban desde el museo sobre la exposición de la Antigua China.
También existen otros ejemplo de humanos virtuales como Qin Xiaoya de Shaanxi, en el noroeste de China, creado para promover la ópera local Qinqiang, o como la presentadora de noticias Ren Xiaorong de la Televisión China lanzada en marzo de 2023.
En la proyección del uso de esta tecnología que se encuentra en una fase temprana de desarrollo, se señala que tendrá más presencia en los sectores de bienes de consumo, finanzas, sector inmobiliario, gestión de la propiedad, educación y turismo cultural.
Parte de la clave radica en «la comprensión de los escenarios y en las mejoras tecnológicas efectivas», algo que las empresas más importantes de Internet empezaron a explorar; y por otro lado tiene como respuesta el convertir a los «humanos digitales en humanos digitales inteligentes», según afirmaba en mayo pasado Chen Lei, director general de Tencent Cloud Intelligent Digital Human Products al medio People’s Daily.
La IA nacida en la década de 1950, potenciada en los años 1980, se proyecta en la industria cultural con renovado ímpetu con estos «humanos virtuales» llevando a las máquinas y los sistemas informáticos hacia el aprendizaje, razonamiento, resolución de problemas por medio de algoritmos modelos matemáticos que imitan el pensamiento humano.
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Fuente Telam