Más de cuatro años atrás, un pronóstico sombrìo cubrió al planeta e hizo que millones de personas tomaran imprudentemente créditos bancarios en condiciones leoninas, sólo por estar convencidas de que no tendrÃan que pagarlos.
Es que alguien habÃa desempolvado una profecÃa formulada milenios antes por los indios mayas, que pronosticaban que el fin del mundo llegarÃa el 21 de diciembre de 2012, y el detalle se desparramó por todos lados convirtiéndose en poco menos que una certeza cientÃfica.
Con todo, la fatÃdica profecÃa fue tomada con el mismo ánimo chato que hoy la humanidad adopta para todas las cosas. "Tampoco Ãbamos a pensar que el mundo serÃa para siempre, ¿no? Ya ni las heladeras Siam son asÃ", fue lo que casi todos nos dijimos a nosotros mismos en una pausa de nuestras rutinas.
No obstante, cuando el 21-12-12 llegó, no pudimos evitar la ansiedad, el desasosiego y la cursilerÃa. El Chaco no fue la excepción, y en las afueras de Resistencia una descomunal muchedumbre se congregó para una vigilia colectiva a la espera de la conclusión de nuestras existencias. Aquà recordamos la crónica de Angaú Noticias publicada al dÃa siguiente.
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Jornada inolvidable
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Cientos de miles de chaqueños volvÃan esta mañana a sus casas desde zonas rurales, espacios verdes urbanos, plazas y riberas de distintos puntos de la provincia, aplastados por la decepción más grande de sus vidas: el apocalipsis mundial profetizado por los mayas, al cabo de una larga y ansiosa espera, finalmente no llegó.
"Me quiero morir, ¡nos habÃamos hecho tantas expectativas! Y ahora... nada, resulta que hay que seguir nomás acá", dijo a AN un joven que habÃa ido con su esposa y su pequeño hijo a esperar el cataclismo en un descampado junto a la autovÃa entre Resistencia y Corrientes.
AllÃ, otros cientos se habÃan sentado en las banquinas aguardando el desenlace prometido. Mateaban entre bromas y una mezcla de canciones que salÃan de algunos vehÃculos. El tiempo no ayudaba. De tanto en tanto llovÃa, pero el ánimo no decaÃa. En una tregua algunas nubes se abrieron y entre ellas se vio una estrella fugaz. "¡Bieeeeeen!", saltaron todos, pensando que era el comienzo de una precipitación masiva de bolas de fuego que destruirÃa todo. No fue asÃ. La frustración asomaba su rostro.
En otras ciudades del Chaco se produjeron manifestaciones similares y también espontáneas. En el acceso a Castelli unas diez mil personas encendieron sus celulares de tal modo que desde lo alto podrÃa verse que formaban una gigantesca leyenda luminosa que decÃa "Fin del mundo ¡ya! Nunca menos".
También fue notable la afluencia de familias a templos religiosos. "En general vienen a pedir que el final comience por nuestra provincia", comentó a AN el pastor Gervasio Antolini, de Villa RÃo Bermejito.
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El comienzo del fin del final
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Hacia las 5 de la mañana el nerviosismo comenzó a ganar a los distintos grupos. Este portal lo pudo percibir en la zona de la autovÃa Avellaneda, donde estuvo apostado uno de nuestros cronistas. "¡Vamo, hijoeputa, manden el final deunavé!", gritaron algunos jóvenes. Eso pareció animar al resto. "¡Denle, turro de mierda, respeten nuestro derecho a que esto termine ya!", se sumó un hombre mayor que habÃa acudido con su esposa en una vieja Estanciera celeste.
Algunos se ocuparon entonces de calmar los ánimos. "Hay paÃses donde todavÃa no es 21, muchachos, no seamos pesimistas", planteó, parado en el techo de su auto, un señor de bermudas y musculosa. "¡Vó porque seguro que vivà en el Chaco hace uno mese nomá!", le gritaron desde un sector más alejado.
"¡SÃ, puto, seguro que só mendocino o chubutense lento!", se sumaron otros. Entonces se produjo un episodio lamentable. Desde los distintos flancos se aproximaron muchachones en actitud amenazante que le exigieron al hombre documentación que acreditara su condición de chaqueño. "No traje nada, chicos, era el fin de mundo, para qué iba traer algo", contestó él, claramente ganado por el temor.
"¡Es brasileño, acatrá del auto tiene una calcomanÃa de Camboriú!", avisó una joven que llevaba una botella de cerveza Diosa en la mano. "¡Es porque ahà fui de vacaciones con mi grupo familiar, nena, no armes una batahola gratuitamente!", contestó, ya desesperado, el interpelado.
"¡Miravó si un chaqueño va decir 'batahola gratuitamente'! Acá se dice descajete al pedo, porteño de mierda!", le gritaron, y de inmediato comenzaron a golpearlo con botellas, ramas de árboles, el paragolpes de un Citroen y varios termolares de tereré.
Era el final del final. Comenzaba a amanecer y el enorme fraude mundial quedaba a la vista. "Maya la conchatuvieja y la putaqueteparió", fue la frase más escuchada, dicha entredientes, cuando todos iniciaron la retirada.
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Puntos de vista
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Luis (48 años, empleado de una empresa de electrodomésticos, casado, dos hijos), se resistÃa a subir al auto, donde su mujer y sus chicos lo llamaban con una mezcla de piedad y cansancio infinito.
"No te puedo creer, nos recontracagaron. Chaco por quién sabe cuánto tiempo más", nos dijo sin que le preguntáramos nada y rechazándonos amablemente un tereré de mango. Siguió con su monólogo como si no existiéramos, los ojos rojos, la mirada perdida en un cielo que ahora sólo ofrecÃa nubes y agua.
"A seguir -continuó-. A seguir con los cortes de luz, con las canillas que las abrÃs y hacen gárgaras de aire, con los mosquitos rottweiler, con las primaveras a 45 grados, con el invierno de dos dÃas y medio, las licitaciones donde seis meses antes ya se sabe quién gana, las obritas públicas de mierda que cuestan más que la reconstrucción de Alemania, el humo por todos lados porque acá la gente quema hasta el correo spam, el pasaje en cole al triple que en Buenos Aires, la nafta más cara del paÃs, la menor expectativa de vida al nacer, las elecciones para optar entre males menores y mayores, el tránsito que nos convierte en millones de espermatozoides chocando caóticamente, los fiscales de investigación que no investigan un pomo, los piquetes hasta para pedir que se terminen los piquetes, los obispos y curas que siempre condenan las mismas pelotudeces vinculadas a lo sexual pero se sacan fotos con los peores hijos de putas, los medios y periodistas que en la puta vida tumbaron a un funcionario corrupto, los empresarios que nos convirtieron en la provincia con mayor proporción de empleo en negro, los inspectores de Bosques que hace cuarenta años no ven que nos hacen mierda los montes, los turros que en sus discursos hablan de 'los hermanos aborÃgenes' y jamás compartirÃan con ellos un vaso de agua, los forros que por ser punteros consiguen un conchabo en el Estado y se ponen a dar cátedra de polÃtica y periodismo, los comemierdas que consideran natural que un tipo con tres años en la función pública pase de pelagatos a millonario, los boludos que apoyan lo que sea si les ponen un escenario con algún pascuato famoso tocando arriba, la falta de siquiera una playa soretosa aunque estemos rodeados de rÃos, el desempleo cero de las estadÃsticas oficiales, los hospitales donde los recién operados tienen que llevar sus propios ventiladores para bancarse 40 grados de temperatura, los centros de salud donde a los pobres los médicos les prescriben cualquier cosa por no tocarlos, las tarifas más caras y los sueldos más pedorros, los intelectuales truchos que sólo ven corrupción y polÃticas garcas en aquellos gobiernos que no les pagan contratos o que no subsidian sus curros autobombÃsticos, las obras sociales que cubren todo menos lo que uno necesita, los ministros de Educación que hablan de lo bien que estamos mientras los chicos terminan primer grado con menos de cien dÃas netos de clases y casi sin saber leer, el avión oficial de la provincia como charter turÃstico privado, los pagos millonarios a artistas nacionales decadentes mientras hay chicos desnutridos que como toda ayuda reciben dos cajas de leche por mes, la humedad de enero y febrero, las inundaciones que se superan con sequÃas (y viceversa), los pelotudos que ponen '20% off' en sus negocios como si esto fuera Manhattan, los más recontrarremilpelotudos todavÃa que ¡celebran Halloween!, los..."
Su mujer lo interrumpió asomando por la ventanilla del coche. "Ay, Luis, también vos... Si te vas a poner a mirar sólo la mitad del vaso que está vacÃa..."
Y se lo llevaron.
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