El presidente electo de todos los argentinos, Alberto Fernández, afirmó que el gabinete que lo acompañará a partir del 10 de diciembre "ya está definido de punta a punta", pero se excusó de anunciarlo "porque Cristina todavÃa no me pasó ninguno de los nombres" de los futuros funcionarios.
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En diálogo con Angaú Noticias, el semijefe de Estado intentó disimular la contrariedad que le genera la situación, si bien se mostró confortado por el hecho de que CFK "me adelantó que yo sigo estando" en el nuevo elenco gubernamental.
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"Para mà que voy a gobernar yo"
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-Ya estamos en plena cuenta regresiva para su asunción como presidente y circulan frenéticamente nombres de supuestos integrantes de su gabinete. ¿Cuándo piensa anunciarlo?
-Yo entiendo que usted trabaja para un medio y sé que le ordenaron entrevistarme, pero supongo que usted es capaz de reconocer que es muy estúpida la pregunta y que es muy estúpido el hecho mismo de que esté aquÃ, en mi departamento, preguntándome cosas como si yo lo conociera desde la infancia y usted fuese una especie de confidente mÃo.
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-Perdón, pero en realidad todo tiene que ver simplemente con la función periodÃstica. Le pedimos una entrevista, usted nos dijo que podÃamos venir a esta hora, mi misión es pregunt...
-No, no, si toda esa parte dogmática y ritualÃstica, penosamente ritualÃstica, de su trabajo (hace gesto de comillas) yo la entiendo perfectamente. Pero yo no le pedà que venga, ni se lo pido a los que van a esperarme a que salga de cualquier parte, a que entre a cualquier reunión.
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-Francamente, no entiendo el reproche. Usted es el presidente y...
-Ponele...
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-Es... ¿Qué quiere decir con "ponele"?
-No, mire, yo no voy a entrar en sus juegos de palabras, son muy tontos y me aburren. Sólo le digo que está todo bien con la prensa y la supuesta democracia, pero que un periodista (nuevo gesto de comillas) no puede, por el solo hecho de serlo, pretender invadir permanentemente la vida privada de una persona y que eso no tenga reacciones, consecuencias, derivaciones.
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-Fernández, de verdad que no entiendo su planteo. Yo llamé...
-Ya, ya, ya, no hace falta mariconear, lo único que yo querÃa era dejar en claro algunas cosas, como para no legitimar situaciones que son antinaturales y no tienen ningún derecho detrás. Son simples atropellos. Y ahora, por favor, siga con sus preguntas de mierda.
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-Alberto, me da la impresión...
-Fernández... Alberto... Decidite cómo me vas a llamar, nene. Pero andá con cuidado, porque yo los defendà a ustedes cuando algunos compañeros decÃan que lo mejor era incendiar los diarios, los canales, y empezar de cero. Son visiones. Yo, quizás equivocadamente, decÃa que habÃa que darles una oportunidad. Y la desaprovecharon, por supuesto. Pero preguntá, dale, si para eso viniste a arruinarme la tarde. Eso sÃ, que quede claro: yo no te llamé.
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El cronista duda entre quedarse o irse. Fernández lo mira fijamente, un brazo extendido sobre el respaldo del sillón de tres cuerpos en el que está sentado, el otro con los dedos tamborileando sobre el posabrazos. Los párpados a media asta, como renunciando a cualquier interés por el diálogo periodÃstico.
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-Le pregunté por el gabinete.
-Oh, sÃ, la gran pregunta (sobreactúa, burlón). Qué difÃcil debe ser la carrera del periodista (suspira y mira hacia el techo). A ver (se recompone), el gabinete ya está definido de punta a punta, pero no lo puedo anunciar todavÃa porque Cristina no me pasó ninguno de los nombres. Salvo el mÃo, porque eso sà me dijo: que yo sigo. "Vos vas a estar", me dijo. Y yo confÃo en ella.
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-¿No significa esto que finalmente sucedió lo que muchos analistas sostenÃan, en cuanto a que usted tendrá un rol casi meramente formal en el gobierno y que quien va a tomar verdaderamente las decisiones será ella?
-Con una mano en el corazón, para mà que voy a gobernar yo. No sé, es como una intuición, un presentimiento muy fuerte que tengo. Además ella ya manejó el paÃs dos veces, no creo que tenga ganas de seguir con eso. Tiene dos nenes además, es viuda, los tiene que criar sola... Son varias cosas.
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-¿De verdad cree que Cristina es una perseguida polÃtica?¿Le parece que no hay sustento en el cúmulo de causas en su contra?
-No tengo ninguna duda, aunque sé que usted va a distorsionar mi respuesta o directamente no la va a publicar. Pero igual se la digo y se la repito: no tengo ninguna duda.
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-¿Por qué?
-Todos los grandes lÃderes populares han tenido que soportar procesos judiciales fraudulentos dirigidos a destruirlos. Ghandi, Perón, Roosevelt, Churchill, Monzón... y la lista sigue. Dicen que Cristina es la jefa de una banda y jamás pudieron demostrar que sepa tocar un solo instrumento musical.
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-¿Pone las manos en el fuego por ella?
-¿Qué sentido tendrÃa hacer algo asÃ?¿Qué clase de locura es esa pregunta?
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-Es una metáfora, no me diga que nunc...
-No me sorprende que me la dijera, entonces. Las metáforas siempre fueron antiperonistas. Están llenas de odio. Como algunos. Pero ¿sabe qué? Al odio no le vamos a permitir que gane la batalla. Acá va a triunfar el amor, aunque para ello haya que fusilar a los que odian.
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