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Mucho rock, pero también bastante de pop, de country, de jazz, de reggae… No hay género musical que a Hollywood no le siente bien si en los focos aparece una figura popular y, mejor aún, con una existencia intensa y turbulenta.
Luego de los inmensos éxitos de “Bohemian Rhapsody”, sobre Freddie Mercury y el grupo Queen; y de “Rocketman”, sobre Elton John; este 2024 viene recargado de películas ambientadas en el universo musical sobre artistas que vivieron demasiado poco, pero que dejaron una obra llena de canciones inoxidables.
El próximo jueves 15, por ejemplo, será el turno de “Bob Marley: la leyenda”, filme de Reinaldo Marcus Green (mismo director de “Rey Richard: Una familia ganadora”) con Kingsley Ben-Adir como el popular, combativo e influyente artista jamaiquino que convirtió al reggae en un fenómeno de escala planetaria y murió de cáncer en 1981 con apenas 36 años. Se trata de una biopic “oficial”, ya que además de Brad Pitt aparecen como productores la viuda Rita Marley y su hijo Ziggy Marley.
Otra novedad de este año que promete generar mucho interés es “Back to Black”, largometraje de Sam Taylor-Johnson con Marisa Abela en la piel de la brillante cantante y compositora londinense Amy Winehouse, quien murió en la cúspide de su carrera en 2011 con tan solo 27 años.
Todos tienen su película
A esta altura del negocio del cine y el streaming, ya casi no hay artista de renombre que no tenga múltiples acercamientos desde películas y series de ficción o documentales (en este sentido hay muy buenas investigaciones tanto sobre Marley como sobre Winehouse) y muchos grandes cineastas han dedicado una parte importante de sus carreras a filmar historias ligadas con la música.
The Beatles (“Anochecer de un día agitado” y “¡Socorro!”, ambas de Richard Lester; “Déjalo ser”, de Michael Lindsay-Hogg; “El submarino amarillo” o la reciente “Get Back”, de Peter Jackson), los Rolling Stones (“Sympathy for the Devil (One Plus One)”, de Jean-Luc Godard; “Gimme Shelter”, de Albert y David Maysles; “Shine a Light”, de Martin Scorsese) o Bob Dylan (“Dont Look Back”, de D.A. Pennebaker) son solo algunos de los nombres insoslayables a la hora de analizar las relaciones entre rock y cine.
Pero el recorrido debería incluir también a The Doors (el film homónimo de Oliver Stone con Val Kilmer), Johnny Cash (“Johnny & June: pasión y locura”, de James Mangold), Prince (“Purple Rain”), The Who (las ópera rock “Tommy” y “Quadrophenia”), Pink Floyd (“The Wall”, de Alan Parker), Ian Curtis y Joy Division (“Control”, de Anton Corbjn), Tina Turner (“What’s Love Got to Do with It”, con Angela Bassett); Jerry Lee Lewis (“¡Bolas de fuego!”, de Jim McBride, con Dennis Quaid y Winona Ryder); Sid Vicious y los Sex Pistols (“Sid y Nancy”, trabajo de ficción de Alex Cox con Gary Oldman; y “The Great Rock ‘n’ Roll Swindle” y “The Filth and the Fury”, ambos de uno de los documentalistas rockeros por antonomasia como Julian Temple); y, claro, Elvis Presley, quien hace poco tuvo una nueva biopic a cargo de Baz Luhrmann con Austin Butler y Tom Hanks; y una suerte de Lado B con “Priscilla”, la película de Sofia Coppola narrada desde el punto de vista de su esposa Priscilla Presley.
Si hablamos de realizadores vinculados desde siempre con la música hay que consignar, por supuesto, a Martin Scorsese, quien además de ocuparse de los Stones dirigió registros sobre Bob Dylan (“Rolling Thunder Revue”), George Harrison (“Living in the Material World), Robbie Robertson y The Band (“El último vals”) y David Johansen y los New York Dolls (“Personality Crisis: One Night Only arrives”); a Todd Haynes, quien hizo tanto documentales (“The Velvet Underground”) como ficciones (“I’m Not There”, osado acercamiento a la figura de Dylan; y “Velvet Goldmine”, sobre la escena del glam rock de los años ’70); así como Clint Eastwood (desde “Bird”, sobre el ícono del jazz Charlie Parker; hasta “Jersey Boys: Persiguiendo la música”, sobre Frankie Valli y el grupo The Four Seasons; pasando por la serie “The Blues”)
Scorsese no solo filmó uno de los mejores rockumentales como la mencionada despedida de The Band sino que también fue editor de “Woodstock” (1970), uno de los mejores concert films junto a “Monterey Pop”, de D.A. Pennebaker’; y “Stop Making Sense”, registro de Jonathan Demme sobre David Byrne y su banda Talking Heads en vivo.
«Taylor Swift: The Eras Tour»
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Este fenómeno está lejos de extinguirse y llega hasta hoy con un éxito en salas como “Taylor Swift: The Eras Tour”, que el 15 de marzo próximo desembarcará en la plataforma de streaming Disney+ con cinco temas adicionales.
Pero ese romance eterno entre el rock y el cine debería incluir no solo a films sobre o con artistas verdaderos sino también a historias que describen ese mundillo quizás inspirándose muy libremente en algunos hechos reales, pero en la mayoría de los casos apelando a la imaginación: “Casi famosos”, de Cameron Crowe; “Alta fidelidad”, de Stephen Frears, con John Cusack; “Escuela de rock”, comedia de Richardl Linklater con Jack Black; la exitosa “Wayne’s World”, con Mike Myers y Dana Carvey;“Airheads”, de Michael Lehmann, con Brendan Fraser, Steve Buscemi y Adam Sandler ; la surrealista “200 Motels”, del mítico Frank Zappa; “Encrucijada”, film de Walter Hill con Ralph Macchio ligado a los pioneros del blues; y “Yesterday”, trabajo de Danny Boyle con Himesh Patel y Lily James vinculado a la música de los Beatles, son solo una pequeña muestra.
La fructífera sociedad también quedó expeusta en “Cabeza”, de Bob Rafelson; “Rock ‘n’ Roll High School”, de Joe Dante; “Detroit Rock City”, sobre cuatro adolescentes que quieren ingresar a un concierto de Kiss; “The Blues Brothers”, la desatada sátira de John Landis con John Belushi y Dan Aykroyd; el falso documental “This is Spinal Tap”, de Rob Reiner; o “24 Hour Party People: La fiesta interminable”, de Michael Winterbottom, sobre la movida del club The Haçienda en Manchester con grupos como Sex Pistols, Joy Division (luego New Order) y Happy Mondays.
Una historia esencialmente romántica como “Vida de solteros” (1992), de Cameron Crowe, se convirtió en un título clave para entender la escena grunge de Seattle con bandas como Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains; “Inside Llewyn Davis: Balada de un hombre común” (2013), tuvo a los hermanos Coen narrando la historia de un frustrado músico de folk interpretado por Oscar Isaac, mientras que “Camino a la fama / The Commitments” (1991) fue una historia juvenil ligada al soul irlandés rodada por Alan Parker.
«Buena Vista Social Club»
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Y vale cerrar este recorrido panorámico inevitable caprichoso y sesgado dentro de un género tan prolífico con un par de premiados acercamientos documentales: “Buena Vista Social Club”, film del alemán Wim Wenders que permitió el reconocimiento universal a la casi olvidada vieja trova cubana; y el ganador del Oscar “Searching for Sugar Man”, que reconstruyó la historia tan fascinante como poco conocida de Sixto Rodríguez y su éxito circunscripto exclusivamente a un país como Sudáfrica a partir de un único hit que le da título al filme: “Sugar Man”.
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Fuente Telam