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Emil Cioran Foto Wikipedia
Emil Cioran. /Foto: Wikipedia.

 Vuelven a aparecer en las librerías argentinas los títulos «En la cima de la desesperación», de 1934; y «Ese maldito yo». de 1986: el primer y el último libro del filósofo apátrida Emil Cioran, siendo estas reediciones las que representan el alfa y omega del pensamiento pesimista sobre la alienación humana, el sufrimiento, el absurdo y la decadencia, temas que aborda con vitalidad poética y capacidad para provocar la reflexión.

Llegan a las librerías argentinas estos dos libros del escritor y filósofo nacido en Rumanía en 1911 y radicado en Francia, reeditados por Tusquets. Desde el primer libro, Cioran sienta las bases conceptuales que impregnarán toda su obra posterior. «Las cumbres de la desesperación» actúa como el punto de partida. Los títulos de sus libros posteriores funcionan como destellos que iluminan la esencia de su filosofía.

El ocaso del pensamiento

 En «El ocaso del pensamiento» (1940), se vislumbra la crítica a la razón y la decadencia del intelecto humano, mientras que «Breviario de podredumbre» (1949) revela la obsesión del autor con la fragilidad y la corrupción de la existencia. «Silogismos de la amargura» (1952) presenta la filosofía de Cioran articulada en argumentos amargos y desencantados. «La tentación de existir» (1956) señala la constante lucha entre la atracción y el rechazo hacia la propia existencia, mientras que «El aciago demiurgo» (1969) introduce la figura de un creador malévolo y caprichoso.

En «Del inconveniente de haber nacido» (1973), resume la idea central de su obra, destacando la problemática intrínseca de la existencia: nacer es lo más terrible, la vida hay que vivirla, donde nace la idea que puede pensarse como un oxímoron: el optimismo trágico. Por último, «Desgarradura» (1979) evoca la imagen de un sufrimiento profundo y desgarrador que permea su visión del mundo.

Cioran escribió «En la cima de la desesperación» -que acaba de reeditarse-, a sus veintidós años, en la ciudad de Sibiu, Transilvania. Tras completar sus estudios de filosofía, cuenta el autor en la introducción, aparentó trabajar en una tesis sobre Bergson para engañar a sus padres. En una entrevista de 1990 titulada «Cioran: el último dandy», realizada por Fernando Savater a quien el filósofo le dedica «Ese maldito yo» con la frase: «A F.S., agradeciéndole sus esfuerzos por ser pesimista», el pensador revela el trasfondo personal y emocional detrás de su primera obra.

Según declara en la entrevista al filósofo español, escribió este libro como una forma de terapia personal para lidiar con una profunda crisis existencial que experimentó a una edad temprana. Confiesa: «Lo escribí – en rumano, naturalmente – para no suicidarme. Yo soy hijo de un sacerdote ortodoxo y a los veintiún o veintidós años, cuando acabé mis estudios en Sibiu, pasé por una crisis terrible… Me pasaba toda la noche paseando por las calles de esa preciosa ciudad de Transilvania, entre las putas, mis compañeras de nocturnidad. Mis padres estaban desesperados porque no sabían cómo iba a acabar eso y yo no pensaba más que en el suicidio. Entonces escribí mi primer libro y así me alivié un poco».

En el comienzo de «Las cumbres de la desesperación», Cioran hace una introspección sobre la naturaleza del ser lírico, reflexionando sobre la constante búsqueda de expresión y forma, que será parte de su estilo. También, en esa misma línea, destaca el papel fundamental del lirismo en los momentos de sufrimiento y amor, argumentando que estos estados emergen de las profundidades del ser. Además, sugiere que el lirismo está estrechamente vinculado a la locura.

Ya en este primer libro, expresa la preferencia por retirarse del mundo y plantea la controvertida idea de morir solo y abandonado como una opción auténtica y menos afectada. Queda claro que para él, la escritura se convierte en una forma de preservación temporal frente a la inminencia de la muerte, que se experimenta de diversas maneras, desde la soledad hasta el amor y el odio. Lo dice en textos cortos, sin llegar a la potencia que logrará posteriormente con los aforismos.

A su vez, explora en este libro inaugural de su pensamiento cómo aquellos que han perdido todo pueden encontrar resplandor en lo absurdo, permitiéndoles soportar transfiguraciones futuras. Otro tema recurrente de su obra aparece ya en este libro. Sostiene que su propia existencia es una prueba de la falta de sentido en el mundo. Describe su ser como infinitamente atormentado y desgraciado, reduciendo su vida a la nada. También analiza la frecuencia de los momentos de agotamiento como un índice de podredumbre y desmoronamiento, destacando que la muerte es la única obsesión que no puede volverse voluptuosa.

Más adelante, avanzada la lectura, hace una clara distinción entre el miedo a la locura y el de la muerte, destacando la complejidad del presentimiento de la locura y su conexión con la lucidez durante la misma. La conciencia de la muerte para Cioran transforma la percepción del tiempo y la realidad. Y a su vez, la melancolía la aborda desde una perspectiva estética y existencial.

El suicidio, otro punto clave de su pensamiento, aparece como afirmación de la vida. Desprecia la clasificación del suicidio según la nobleza de sus causas y expresa un desprecio hacia aquellos que se burlan del suicidio por amor. La fatiga conduce a un amor ilimitado por el silencio, privando a las palabras de significado y convirtiéndolas en sonoridades vacías.

La exasperación ante la presencia humana y el hastío de los problemas de la vida llevan a la apreciación del silencio como la única realidad y forma de expresión auténtica.

Cioran, en este libro, ya empieza a reflexionar sobre la inanidad del progreso en el tiempo y el sinsentido del devenir. Cuestiona la necesidad de seguir adelante y destaca la revelación súbita del tiempo, generando el asco hacia la vida y la incapacidad de continuar la farsa. Este libro funciona como el génesis de la Biblia-Cioran y «Ese maldito yo» -el otro libro que se acaba de reeditar- funciona como el apocalipsis.

Ese maldito yo

 «Ese maldito yo» es una obra compleja y el autor apela al aforismo como en la mayoría de sus libros. Esta forma de pensamiento heredada de Nietzsche le ayuda, desde su «pereza», a desandar la desconfianza existencial y el desencanto que ahonda en las complejidades de la vida.

En este libro, más que en otros, expone la nimiedad de la existencia y se aventura en cuestiones filosóficas y religiosas de manera provocativa. No duda en adentrarse en los rincones más oscuros y enigmáticos de la filosofía y la religión. Su mirada crítica se enfoca en la relación entre el bien y el mal, desentrañando las interpretaciones de Cristo y Satán, y explorando la liberación según la filosofía hindú.

La soledad, siempre presente en sus escritos, se revela como una fuerza «crucificante» incluso en las interacciones más mínimas. La angustia, constante compañera de Cioran, emerge en este libro como un elemento ineludible de su existencia, profundizando la atmósfera desoladora de sus reflexiones.

A través de varios aforismos, desmantela la filosofía griega y aboga por la búsqueda de la verdad en lugar de la liberación. Su perspectiva hacia la escritura y la creación artística sugiere la necesidad de respetar ciertos límites, cuestionando la capacidad de estas formas para capturar la complejidad de la existencia.

Cioran aparece y se define en «Ese maldito yo» como un ser complejo, a veces irracional, pero siempre consciente de sus propias contradicciones. Por eso, explora la condición humana, las enfermedades y la relación entre el individuo y el tiempo y juega con la idea de la creación divina y la responsabilidad del hombre en el «vasto y desconcertante» universo.

El estilo

 El estilo distintivo de Cioran se caracteriza por su humor irónico y un escepticismo desafiante. A través de sus escritos, cuestiona la moralidad y la racionalidad humanas, pero con una reflexión profunda sobre las verdades incómodas de la existencia. Esta obra critica ferozmente la normalidad y las convenciones sociales, sugiriendo que la falta de sentido es innata en la naturaleza humana y que nuestras acciones cotidianas a menudo están teñidas de vacuidad.

Al explorar la complejidad del envejecimiento, la pérdida de amigos y la simplicidad que la edad aporta a la percepción de la vida, revela cómo la experiencia modifica y simplifica nuestra comprensión del mundo. Tanto en este libro como en sus declaraciones públicas, detesta la hipocresía humana y prefiere ser sincero incluso cuando conduce a la confrontación o impopularidad.

La conexión profunda con la música se erige como un elemento distintivo de su obra, presentándola como una experiencia auténtica en contraste con otras manifestaciones de la vida que Cioran considera falsas o engañosas. Como se puede ver, la soledad y la individualidad son temas recurrentes.

En «Ese maldito yo», Cioran cierra ese viaje intenso a través de las profundidades del pensamiento pesimista que abre con su primer libro. De esta forma, desafía las percepciones convencionales y ofrece una mirada cruda a la complejidad y contradicciones de la existencia humana. Estas reediciones muestran la obra de este filósofo marcada por el desencanto, la desconfianza y una profunda introspección, dejando una impresión duradera en aquellos que se aventuran en sus páginas.



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Fuente Telam