Ulf Buck asombró al mundo cuando recorrió el planeta la noticia de que este vidente alemán es capaz de predecir el futuro de las personas con sólo mirarles detenidamente el trasero.
Según él, los secretos de los tiempos por venir están escondidos en las lÃneas de la zona ojeteril. Razón más que suficiente para que Angaú Noticias procurase entrevistarlo.
Y aquà estamos, en Meldorf, una diminuta ciudad al noroeste de Hamburgo. Luego de varios llamados telefónicos y pedidos de consideración por haber venido desde el Chaco en su búsqueda, Ulf, a través de Greta, su secretaria, aceptó acomodar un diálogo "de quince minutos y ni uno más" en su casa-consultorio, donde ahora aguardamos sentados entre otras veinte personas desaparramadas silenciosamente en una galerÃa cerrada, repleta de sillas en toda su extensión.
Por las ventanas -pequeñas y situadas cerca del techo- ingresa la modesta luz de un dÃa frÃo y gris. El silencio impera y apenas queda salpicado por los susurros de Greta al atender el teléfono o recibir a las personas que previamente tomaron los turnos del dÃa.
De repente, un sordo estruendo logra sortear la puerta cerrada del consultorio de Buck, que casi de inmediato se abre violentamente.
Vemos salir corriendo a un sujeto algo obeso, que a duras penas evita caer al suelo, ya que tiene los pantalones bajos y convertidos en un grillo que le bloquea los pasos. Detrás de él vemos salir a un hombre tambaleante en el que reconocemos a Ulf. Está rojo como un langostino y un gesto de ira le deja los ojos a punto de caérseles. "¡Hijo de tu reputhinskemenn mutter, diez mil veces les dije que vengan en ayunas!!", grita con la garganta inflada como una cobra al acecho.
Greta se le aproxima, Ulf se lleva una mano al rostro y se aprieta las fosas nasales, mientras con una toalla agita el aire entre la puerta y la galerÃa, como si estuviera expulsando de su consultorio a un demonio invisible. La secretaria vuelca perfume en un pañuelo y se lo pasa al vidente, que lo lleva de inmediato a la nariz, como si se tratara de un asmático obteniendo su vaporizador en pleno ataque.
Greta nos mira: "Acá la gente se caga en todo". Luego, como si reescuchara sus palabras, agrega: "Incluso en el professor Ulf".
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De puro azar
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Buck nos hace pasar con un gesto que denota el fastidio por el episodio reciente. El consultorio es sencillo, y remeda al de un médico clásico. Un escritorio de tamaño mediano, cubierto con un vidrio bajo el cual hay dibujos infantiles y muchas fotos de culos.
Ulf patea su silla para acomodarla mejor, y se deja caer con un largo suspiro. Hace un movimiento con la mano, avisando que hablará del sujeto que vimos fugarse. "Cero códigos, vino a pesar de que media hora antes habÃa comido un guiso de alubias con vino tinto", cuenta, aún agitado y crepuscular.
Esperamos unos segundos para comenzar el diálogo, en parte porque queremos que él se calme, en parte porque estamos aguantando la respiración desde que ingresamos a esta habitación y percibimos la fétida nube del flato dejado por el paciente traidor. Ulf ametralla el aire con el desodorante de ambientes y agita todavÃa más la toalla, como si bailara una chacarera interpretada por AC/DC.
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-¿Cómo descubrió este don?
-Trabajaba en un spa en Bonn, hace muchos años, en mi juventud. VeÃa culos todo el tiempo, sobre todo cuando quedé a cargo de los saunas. Luego vi que a las personas con cierto tipo de culos, al pasar el tiempo, les ocurrÃan cosas parecidas o corrÃan suertes similares. Por ejemplo, dos personas que tenÃan culos llamativamente planos, perdieron sus trabajos. Otros cuatro que tenÃan lÃneas en espiral en las nalgas lograron impresionantes saltos en sus carreras. Comencé a prestar más atención, y confirmé que habÃa una regla detrás de todo.
-Usted dice que las formas y lÃneas de los traseros se pueden interpretar del mismo modo que hacen las adivinas con las manos.
-No creo en lo de las manos, pero la comparación, a los fines de que se entienda de lo que hablo, es válida.
-¿Siempre le interesó ver el más allá?
-No, yo en el más allá no me meto. Toco el culo nomás, los intestinos que los lean otros.
-Me refiero al futuro.
-Oh, sÃ. Creo que ese enigma sobre lo que viene y no podemos ver, nos fascina a todos.
-Mientras hacÃamos tiempo para venir hasta aquà en el horario convenido, hablamos con gente de Meldorf sobre la fama ganada por usted. Algunos lo cuestionan.
-(Se tensa) ¿Por ejemplo?
-Una mujer, de unos 70 años, nos dijo que usted la atendió en el pasillo, le hizo mostrar las nalgas en la sala de espera, delante de todo el mundo, y que no se ocupó de mirarla más que unos diez segundos, mientras que otro dÃa, en el que ella trajo a su nieta de 19 años, usted comenzó a auscultur a la muchacha a las tres y cuarto de la tarde y terminó de hacer sus observaciones y exámenes recién veinte minutos antes de la medianoche.
-Pasó que... No, no recuerdo los casos que me menciona. De todas maneras, digo esto: no todos los culos se pueden leer de la misma manera ni ofrecen el mismo nivel de complejidad para desentrañarlos.
-Ok.
-¿Hay más preguntas? Porque habrá visto que hay una larga cola de colas esperando.
-SÃ, algunas más. ¿Por qué el cartel en la puerta dice, con letras en mayúscula, "estudiantes universitarias gratis".
-Porque en los otros casos todos pagan.
-SÃ, pero...
-¿Más preguntas?
-Como se agotan los quince minutos, más que preguntas querÃa proponerle lo siguiente: traje fotos de algunos culos de argentinos, bajadas de internet, que corresponden a personas conocidas de mi paÃs. Son fotos que les tomaron en playas o por posar como modelos, y como son traseros de distintas formas, querÃa que me dijera qué predicción o análisis hace para cada tipologÃa.
-(Mira el reloj, se muestra molesto) Pfff... Está bien, pero rápido.
-Ésta, por ejemplo.
-¿La foto está debajo del mapamundi?
-No, es la foto. Son las nalgas de Elisa Carrió, una diputada de mi provincia, el Chaco, tomada durante vacaciones de ella en Uruguay. Ahora es una dirigente importante de Argentina. Como ve, es un trasero redondo, contundente, con lÃneas múltiples en la parte inferior.
-Impetuosa, batalladora, cambiante, honesta, pero se anula a sà misma. Gran amiga. Como esposa, un inflador de testÃculos con compresor rotativo y 70 HP de potencia. ¡Impredecible ser!
-Este es un culo tipo sandÃa parada. Es de un ex gobernador de mi provincia, Jorge Capitanich, también ex jefe de Gabinete de la Nación.
-Obsesivo de las cifras, orador laberÃntico. La forma en que se disocian las lÃneas de las nalgas al alejarse del ojete denotan constante vocación por la autodestrucción al elegir cargos o parejas. Lo vi en casos de lo que aquà en Alemania llamados "boludahenks importantisssen" que con el paso de los años se van desimportantizando.
-Ahora este culo, por favor. Plano y colgante. Es de Mauricio Macri, el presidente argentino.
-Ambicioso, gestor empedernido. La forma en que el culerÃo cae sobre las piernas indica que en la vida Ãntima es menos interesante que una pelÃcula iranà contada por Messi. En su vida pública, lo veo muy estructurado y con menos calle que Hiroshima diez minutos después del bombazo.
-¿Y éste? Es de una ex presidenta, Cristina Fernández.
-Interesante. Muy interesante. Firme, pasta de lÃder. Gran facilidad para dirigir equipos y asociaciones ilÃcitas. Atractiva. Con mucho magnetismo y menos tolerancia que alérgico en una exposición de orquÃdeas.
-Ahora el gran culo argentino: Jésica Cirio. Es una modelo que...
-Aaaah... aaaaaah.... aaaaaarrrrfffffff.... aaaaaaaggg...
-¡Ulf, señor Ulf!
-Aaaaaaaaaaaaaaahhhgggg... aaaaaaaaaaaaaaahhhhhh!!!!!!
-¡Señor Ulf...! ¡Deponga esa actitud, señor Ulf!... ¡¡Señor Ulf, por Diossss!!!!
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ArtÃculo relacionado: El lado oculto del futuro
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Comentarios
A: Belén Francese es amiga nuestra, y nos hizo el favor de gestionarlo.
A: Se encuentra fácil en la web, pero hay que tener tiempo porque son 88 gigas.
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