Por mucha vuelta que le déamo, trabajar, a la final, es entregar cada dÃa un pedaso de nuestra vida a cambio de una guita o de algo que nos permita sucsistir.
Ase un rato pensaba en mis viejo, y en la sora de cada jornada -que acabaron sumando década de su secsistencia- que ello dieron pa que mi sermano y yo puédamo alimentarno, vestirno, estudiar, tener una bisi, una pelo, una pandorga, una alegrÃa, un amaneser que siempre olÃa a esperansa resién almidonada.
Pienso en las vese que ello volbÃan hecho bolsa pa cumplir con nosotro, pa mantener prendido el fuego de la ilusión de que nuestra vida juera mejor que la dello, pienso en la sinfinita madrugada en que abrán querido que el mundo juera distinto y no era, y entonse tenÃan que apagar nomá el despertador y lebantarse pa meterse otra ves en esa rueda de jámster de su soficina y dar puntualmente sus rebanada de vida.
Pienso en todo lo que cada dia salen a entregar esa tajada de aliento y de sangre; en lo que son esplotado pero aprietan los sueño juerte como si jueran el manubrio de un mañana nuebo; en lo que luchan por cambiar las cosa porello y sus compañero; en lo que no luchan y van sintiendo cómo se les dobla la espalda porque piensan que hacà nomá es la cosa; en los que se mueren como escarabajo y ensegida el viento les lleba su nombre dando vuelta asta el olbido; en los que ni mueren ni se les quiebra la espalda pero se dan encuenta que ay algo raro, algo medio antinatural vamoecÃ, en eso de tener que mirarle a sus ñerisito durmiendo ante de cerrar la puerta e irse a meter la tarjeta en el reló de la picadora de carne.
Pienso en lo que laburan y dejan una parte de la vida para el patrón y otra parte de la vida pal prójimo que le nesesita. En el maestro que enseña queriendo, en el enfermero que calma sintiendo, en el albañil que pone la mescla y silba un chamamé con toda la gana de que ese techo dure pa siempre. Aunque ese maestro vuelba a la casa y falte pal morfi, aunque al enfermero en el centro de salú le suelten todo lo dÃa en la jaula de lo leone con un tenedor en la mano, aunque el albañil viva bajo un cielo de cartón.
Pienso, en definitiba vamoecÃ, en los que entregan su cacho cotidiano de vida por un solo motibo: por amor. Amor a algien, a algo, a una idea de lo que sienten que debiera ser este viaje tan misterioso a bordo de un planeta manejado por locos.
Para esas loba y esos ñeri, que me gusta pensar que son todo usteden, felis dÃa.
Desde mi catrera lebanto mi Talacasto, choco la lata llena de tinto con sus vaso, ¡y que San Puta se lo llebe!
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Comentarios
Insisto... Pa cuándo la antologÃa? Va sé un beseler!
Abrazo Maestro.
A: El maestro ha llevado su antologÃa a diversas editoriales, y en todas le dijeron que en realidad era una apologÃa.
Ñeri, é asÃ. Pensale que te estás ganado las rebanada pa alimentate bo, no el estómago sino tu entigredá. En esta bida todo los dÃa ganamo y perdemo cosa y capasmente tu jente quiere que te baya todo los dÃa un rato, para pensar en bo y querer que buelbas pronto. Un abrazo mi amigo.
A: Un hermosor el punto de vista.
ABRASO GRANDE.
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