[ad_1]

Luis Caro Foto Prensa
Luis Caro. Foto: Prensa

En el aniversario de los 10 años de la muerte de Juan Gelman, el escritor y músico Luis Caro traza un perfil que ofrece aspectos íntimos de este hombre alto, amable, pausado y generoso con el que tuvo una relación de amistad que involucró una sinergia creativa, reactualizada ahora en una serie de piezas musicales que realizó inspirado en poemas icónicos del ganador del Premio Cervantes.

El músico y escritor nacido en Mar del Plata acaba de sacar un disco con las letras de varios poemas de Gelman. «La más mujer», «Ausencia», «Los héroes» y «Viendo la gente andar» son algunos de estos poemas de ese hombre que Caro describe como «un tipo flaco, magro, bastante alto, metro setenta y pico, con una mirada así como neblinosa, hablaba despacio y bajito, era muy dulce, era irónico y tenía una sonrisa media canalla».

No es la primera vez que Caro lo musicaliza. En 1985, presentó el disco «Río de Sones» en el Teatro Astral de Mar del Plata, una obra que ya incorporaba textos musicalizados de Gelman, incluyendo una canción basada en una carta post mortem que el poeta fallecido en México en 2014 le había escrito a su amigo Paco Urondo. Este proyecto llegó a la calle Edgar Allan Poe, donde Gelman vivía su exilio parisino, «gracias a la generosidad del Tata Cedrón, quien, visitando a su familia en Mar del Plata, había asistido al estreno», cuenta Caro, autor de libros como «El Rastro, relatos del metro de Madrid» y «Morales Moralitos».

En una entrevista con Télam, el autor relata que días después, recibió una carta de agradecimiento del propio Gelman. «En sus palabras, expresaba gratitud por haber seleccionado su palabra y difundir su obra, a pesar de que su nombre estaba manchado en una democracia que, sosteniendo la teoría de los dos demonios, lo consideraba prófugo en la Causa Montoneros, grupo al que Gelman renunció en 1979 tras una autocrítica pública», explica el músico quien tiene grabados 20 discos.

Luis Caro homenaje a Juan Gelman
Luis Caro homenajeó a Juan Gelman.

A partir de ese momento, la poesía de Gelman invadió el hogar de Caro, llenando cada rincón de su casa. Gelman se convirtió en familia, su palabra se integró a la cotidianidad. Se convirtió en una figura tan familiar que «en un gesto de admiración y respeto, mi compañera María de los Ángeles y yo decidimos llamar Juan a nuestro cuarto hijo», cuenta Caro. La conexión entre Gelman y su familia trascendió el nombre del niño, ya que el poeta mostró interés en los detalles más íntimos, preguntando en varias oportunidades por el recién nacido.

Caro musicalizó veinte poemas. El primero que musicalizó fue «Juguetes», un antiguo poema fragmentado que data del año 1963. Posteriormente, se aventuró a poner música al «Testamento de Pepe Díaz Soldado», presente en la obra «Gotán». También se destaca su contribución musical al «Llamamiento contra la preparación de una guerra atómica», contenido en «El juego que andamos», así como su participación en «Héroes» de «Colera Way», entre otros. Entre los más presentes se encuentra «Novedades», de «Mundart», y «Ausencia de amor».

En una tarde de casualidades en 1989, se encontraron Gelman y Caro en la redacción del diario Página/12. Recuerda Caro: «Había escuchado rumores sobre el regreso a Buenos Aires y, simplemente por preguntar, me acerqué a la pequeña mesa de entrada del diario para indagar si el poeta se encontraba en Argentina. Antes de que la telefonista pudiera responder, un hombre, de espaldas y revisando correspondencia, giró hacia mí. Era él. Nos abrazamos y rápidamente fuimos a un bar cercano».
Gelman y Caro conversaron sobre Haroldo Conti, Paco Urondo, Rodolfo Walsh y sobre su hijo Marcelo, víctima de la dictadura. También indagó sobre la situación de los hijos del marplatense, expresando que todos los hijos de los compañeros eran un poco suyos, concebidos seguramente con amor.

En esa conversación, Gelman quiso saber acerca de la vida cotidiana en el interior de Argentina, interesándose en cómo resonaban sus palabras en ese contexto.

Luis Caro Foto Prensa
Luis Caro. Foto: Prensa

Caro le contó sobre un poema suyo que había musicalizado. Cuenta el músico: «sonando en medio de la Revolución en Managua, el tema, dedicado a Sandino, fue estrenado en el Club Unión de Mar del Plata y casi termina en tragedia cuando la gente emocionada subió al escenario, colapsando las improvisadas tablas de obra», recuerda. Cuando Gelman reía parecía rejuvenecer con cada historia compartida. Luis Caro le habló sobre las dificultades de los músicos independientes para difundir su obra y ganarse la vida. Su diálogo inevitablemente se centró en los muertos de los setenta y la revolución perdida. Entre nubes de humo, recordaron a Raúl González Tuñón y a Joan Manuel Serrat. La tarde entre el músico y el poeta concluyó con la última ginebra, la que, según Gelman, abre el corazón, y se despidieron por un largo tiempo.

En el trabajo del disco «Gelman» que Caro acaba de terminar está en el medio entre «el furor y el dulzor», como dice el poeta, está muy representado en ‘Soneto de dulzura’ y es un disco que en el tratamiento, Caro lo encontró en los aires de la manera de la milonga, de la canción flamenca y algunas formas diversas de nuestra música popular. La poesía ocupa un lugar privilegiado, está muy clara adelante y lo que suena atrás es más sutil, incluso la voz de Caro es un instrumento más.

«Yo creo que en el laburo éste estaba metido como todo, el oficio, el amor, la poesía como reflexión», señala y agrega: «El destierro, que de alguna manera son núcleos en la obra de Gelman, abordados como labura él, con textos que son medios como una concepción del propio texto literario, pero con cierta originalidad, con la ruptura de la palabra y toda esa cuestión que a mí me gusta mucho», explica el músico.

Caro señala que hay temas oscuros, como «Los restaurantes», y otros optimistas «o el de los héroes, que es una definición de los perdedores, de la derrota, de una cosa tan significativa para toda mi generación».

En 2002, durante unos conciertos en la UNAM y el Festival Cervantino, Caro comprendió cuánto valoraban los mexicanos la poesía de Gelman. Fue entonces, en la calle Campeche de Colonia Roma, donde vivía, que el músico marplatense conoció la desgarradora búsqueda de la nieta apropiada de Gelman. Dice Caro: «Tal vez en esa lucha titánica, Juan Gelman escribió lo más conmovedor de su obra, algo que nunca será olvidado».

Describe Caro a Télam: «En las calles de la Colonia Roma, específicamente en la calle Campeche, donde Gelman residía, me enteré de la desgarradora búsqueda de su nieta apropiada. Quizás en medio de esa lucha colosal, escribió las páginas más emotivas de su obra, aquellas que permanecerán imborrables en la memoria».

La relación entre el poeta y el músico trascendió las barreras del tiempo y la distancia. Trasciende incluso esta relación. Recuerda la amistad con ese hombre atravesado por el dolor cargada de risas, complicidad y anécdotas, lo cual evoca esa conexión con un hombre que no solo fue un destacado poeta sino también un ser humano de gran sensibilidad y compromiso.



[ad_2]

Fuente Telam